Aixa, una gran mujer. La honesta, la llamaban. ¿Honesta?, no
diría yo tanto. Luchó con todas las fuerzas que tuvo a su alcance para que su
hijo reinara, para vencer como madre lo que no había conseguido como esposa y,
si para ello tenía que conspirar contra su marido, lo haría.
¿Qué más daba? Ella, hija de reyes, había enviudado cuando
degollaron a Mohamed X, y la habían vuelto a casar con el hijo del asesino de
su esposo, convertido en príncipe heredero, Muley Hacen. Veinte años había
durado este segundo matrimonio, pero ahora la alcoba del sultán la ocupaba una
cristiana. ¡Cuántas tardes había visto caer el sol y oscurecer el palacio en el
que hubo un tiempo en el que fue feliz! Lo contemplaba desde la lejanía del
Albaicín, esperando el día en el que su hijo se convirtiera en sultán.
Aixa lo consiguió, pero le sirvió de poco, Boabdil se
convirtió en el último emir de Granada. Se lo entregó a sus católicas
majestades, los reyes Isabel y Fernando. ¿Católicos?... poco tardaron en
incumplir todas sus promesas y expulsar a los musulmanes, a su pueblo.
Fez fue su última morada antes de irse a disfrutar del
paraíso, pero tuvo tiempo de contar su historia a su hija, esa que no ha pasado
a los libros porque a nadie le interesa la verdad de una mujer a la que
educaron con refinamiento, sufrió la muerte violenta de de su primer marido y
dos de sus hijos, el confinamiento en sus aposentos, mientras su esposo amaba a
la cristiana, la expulsión de la ciudad que tanto había amado y la muerte de su
hijo Boabdil, el que fuera su razón para vivir.
A nuestros días solo ha llegado la famosa frase que ella
nunca pronunció y que se inventaron varios siglos después de su muerte. ¡Qué
poco se sabe de ella!
No puedo evitar que una lágrima corra por mi mejilla, el
médico me ha confirmado hoy que eres una niña, te llamarás Aixa, como yo, como
todas las anteriores, y conocerás su historia, la verdadera historia de la
madre del último emir de Granada, porque yo te la contaré, como a mí me la
contó mi madre, como llevan haciendo cinco siglos las mujeres de mi familia.
Almudena Gutiérrez
No hay comentarios:
Publicar un comentario