martes, 20 de marzo de 2018

UN AMOR DESEMBARCA EN VIGO

En medio de Félix y Gisele, el huracán Palomas desembarcó el pasado miércoles en Vigo para hablarnos del universo Amalia. La Casa del Libro fue la encargada de traernos a Alejandro a la ciudad olívica, después de pasar los días previos por Santiago y Pontevedra.

Cuando Alejandro aparece en escena todo se queda en silencio, todo  son ganas de escuchar... Le anuncian que tiene que empezar él, que cuente su historia: ¡Ah! ¿que tú no me vas a preguntar? Vale, pues ya empiezo yo... le dice a la moderadora del evento. Y como a él poco le cuesta, micrófono en mano, empieza a hablar y nos dice cosas como que lo primero que pensó cuando escuchó su nombre como ganador del Premio Nadal fue qué iba a hacer con su perro, con quién lo dejaría mientras él viajaba para cumplir con los compromisos editoriales. Eso era lo que más le preocupaba, no podía pensar en otra cosa.

Contó, también, estar un poco cansado de que le pregunten siempre por la chaqueta que llevaba aquel día. Y ha decidido deshacerse de ella, no sabe cómo, pero algo hará... Ah, sí, ya sé qué voy a hacer. ¿Veis?, cuando dices las cosas, el cerebro te da las respuestas, esto es así. Los demás tendremos que esperar para saberlo, pues a nosotros no nos lo contó.

Y siguió hablando, contando que los que aparecen en sus obras no son personajes, sino personas que le acompañan en todo momento, y que no sabe qué va a hacer, qué vendrá después, ya que le cuesta mucho desprenderse de esta familia que ya es la suya. Y continúa... Ahora, como profesor de escritura creativa que es, nos dice que para ser escritor hay que saber ordenar muy bien la realidad, para que sea verosímil. Y nos confiesa lo mucho que le gustan los silencios: Un silencio bien puesto equivale a doscientos diálogos bien hechos. Y que ordenar diálogos es matar a los personajes. Recuerda como en las entrevistas de prensa le cambian siempre el nombre a alguno de sus personajes e incluso a él mismo. Que Amalia iba a ser Amelia, pero lo convencieron para cambiar el nombre: Y , total, para que ahora le llamen Amelia en todas partes...

Cree que uno debe escribir cómo piensa. Y que él no tiene capacidad para escribir novelas que sucedan en un periodo de tiempo largo. Tiene que tenerlo todo bien controlado, y veinticuatro horas es el espacio perfecto porque es muy importante concentrar las emociones. De ahí que todas sus novelas transcurran en ese tiempo.

Alguien le menciona las malas críticas. No le afectan, no tiene tiempo para perderlo con ellas... hay muchos personajes que crear.

Y, en este punto, el público que le escucha absorto, se anima a contar sus experiencias con los personajes, cómo los han vivido, qué han significado en su vida; a opinar de los premios, las críticas... Vamos, que en un momento la veda ya estaba abierta. Y ahí es dónde Alejandro más disfruta: Esto es lo que me gusta... En medio de esta veda hay continuas menciones y preguntas sobre sus personajes, sus ocurrencias... Y revela que hay cosas que él como persona pública que es no puede decir, entonces las transmite a través de sus personajes, sobre todo de Amalia o Mencía, ¿quién va a enfadarse con ellas?

Escuchándole, el tiempo vuela, y dos horas después, con todas las curiosidades saciadas, llegó el momento de las gracias, las firmas y los abrazos, esos que sólo él sabe dar, que te recomponen en un santiamén. El mío estaba reservado para el final. Un abrazo largo, que después de muchos encuentros con Alejandro, siempre en algún punto de Madrid, sobre todo en nuestra querida Alcalá de Henares, por fin tenía lugar en mi casa. Orgullosa es poco, porque Alejandro es todo amor... 

                                                 
Nota: Las fotos las hizo Susi Dela Torre, que también estuvo allí.

Marina Collazo Casal

Presentación de Un Amor en Vigo

UN AMOR DESEMBARCA EN VIGO

En medio de Félix y Gisele, el huracán Palomas desembarcó el pasado miércoles en Vigo para hablarnos del universo Amalia. La Casa del Libro fue la encargada de traernos a Alejandro a la ciudad olívica, después de pasar los días previos por Santiago y Pontevedra.

Cuando Alejandro aparece en escena todo se queda en silencio, todo  son ganas de escuchar... Le anuncian que tiene que empezar él, que cuente su historia: ¡Ah! ¿que tú no me vas a preguntar? Vale, pues ya empiezo yo... le dice a la moderadora del evento. Y como a él poco le cuesta, micrófono en mano, empieza a hablar y nos dice cosas como que lo primero que pensó cuando escuchó su nombre como ganador del Premio Nadal fue qué iba a hacer con su perro, con quién lo dejaría mientras él viajaba para cumplir con los compromisos editoriales. Eso era lo que más le preocupaba, no podía pensar en otra cosa.

Contó, también, estar un poco cansado de que le pregunten siempre por la chaqueta que llevaba aquel día. Y ha decidido deshacerse de ella, no sabe cómo, pero algo hará... Ah, sí, ya sé qué voy a hacer. ¿Veis?, cuando dices las cosas, el cerebro te da las respuestas, esto es así. Los demás tendremos que esperar para saberlo, pues a nosotros no nos lo contó.

Y siguió hablando, contando que los que aparecen en sus obras no son personajes, sino personas que le acompañan en todo momento, y que no sabe qué va a hacer, qué vendrá después, ya que le cuesta mucho desprenderse de esta familia que ya es la suya. Y continúa... Ahora, como profesor de escritura creativa que es, nos dice que para ser escritor hay que saber ordenar muy bien la realidad, para que sea verosímil. Y nos confiesa lo mucho que le gustan los silencios: Un silencio bien puesto equivale a doscientos diálogos bien hechos. Y que ordenar diálogos es matar a los personajes. Recuerda como en las entrevistas de prensa le cambian siempre el nombre a alguno de sus personajes e incluso a él mismo. Que Amalia iba a ser Amelia, pero lo convencieron para cambiar el nombre: Y , total, para que ahora le llamen Amelia en todas partes...

Cree que uno debe escribir cómo piensa. Y que él no tiene capacidad para escribir novelas que sucedan en un periodo de tiempo largo. Tiene que tenerlo todo bien controlado, y veinticuatro horas es el espacio perfecto porque es muy importante concentrar las emociones. De ahí que todas sus novelas transcurran en ese tiempo.

Alguien entre el público menciona las malas críticas. No le afectan, no tiene tiempo para perderlo con ellas... hay muchos personajes que crear.

Y en este punto, el público que le escucha absorto, se anima a contar sus experiencias con los personajes, cómo los han vivido, qué han significado en su vida; a opinar de los premios, las críticas... Vamos, que en un momento la veda ya estaba abierta. Y ahí es dónde Alejandro más disfruta: Esto es lo que me gusta... En medio de esta veda hay continuas menciones y preguntas sobre sus personajes, sus ocurrencias... Y revela que hay cosas que él como personaje público que es no puede decir, entonces las dice a través de sus personajes, sobre todo de Amalia o Mencía, ¿quién va a enfadarse con ellas?

Escuchándole, el tiempo vuela, y dos horas después, con todas las curiosidades saciadas, llegó el momento de las gracias, las firmas y los abrazos, esos que sólo él sabe dar, que te recomponen en un santiamén. El mío estaba reservado para el final. Un abrazo largo, que después de muchos encuentros con Alejandro, siempre en algún punto de Madrid, sobre todo en nuestra querida Alcalá de Henares, por fin tenía lugar en mi casa. Orgullosa es poco, porque Alejandro es todo amor... 

                                                 
Nota: Por su timidez no aparece en las fotos, pero Susi Dela Torre también estuvo allí.

Marina Collazo Casal

jueves, 15 de marzo de 2018

De los antiguos usos. Reseña


De los antiguos usos
de 
Adonis Sánchez Bonilla

Sobre el autor:

Kråke (Adonis Sánchez Bonilla) es un escritor navarro formado en historia y literatura medieval. Autor de diversos textos de temática nórdica: La cascada de los dioses (accésit en el concurso Hislibris 2017), Cuentos de escaldo, Casas de tierras, entre otros.

Sinopsis:

El enérgico rey Olav Tryggvason está dispuesto a extender su dominio a Islandia e imponer el cristianismo a los paganos seguidores de los antiguos usos. ¿Lograrán los siempre orgullosos islandeses enfrentar el poder del rey de los noruegos? Esta novela aúna rigor histórico y prosa cuidada para sumergirnos en la antigua cultura nórdica y el mundo literario de las sagas, de la mano de una protagonista femenina intensa y auténtica.

Mi opinión:

Este es el primer libro que leo sobre literatura nórdica y me ha gustado mucho. Está escrito de una forma que envuelve al lector en una trama que le obliga a seguir página a página. Hay que leer despacio, porque son muchos los nombres que van desfilando por nuestros ojos, y de complicada pronunciación. El autor nos hace un perfil de cada uno de ellos para que nos los imaginemos sin ninguna dificultad, pero no sólo físicamente si no también sus más íntimos pensamientos.
Amor, envidia, venganza, cobardía, lucha de poder, esclavitud, el papel de la mujer en las sagas, la política…todo tiene cabida en este libro para hacernos vibrar con esta historia en la que se nos muestra la época convulsa de la cristianización de Islandia. Pero es, ante todo, la lucha de Ragnhild, una mujer orgullosa en un mundo de hombres, para vengar a su marido, encontrar a su asesino aunque para ello ponga en riesgo, una y otra vez, su propia vida.
Me ha impresionado la brutalidad con la que se trata a los esclavos que igual son utilizados para satisfacciones sexuales, que para pagar con su vida las acciones de sus amos.
Hay varios giros importantes que consiguen mantener la intensidad de la narración para que no decaiga hasta el inesperado final.
Es de esos libros que, cuando lo terminas, te vas al ordenador a bucear en la historia que nos han narrado para saber más, interesando al lector más allá de la propia lectura.
Muy recomendable.
Almudena Gutiérrez


lunes, 12 de marzo de 2018

Encuentro literario con Javier Alonso García-Pozuelo


El Club de Lectura Compás organizó un encuentro con el escritor Javier Alonso García-Pozuelo, autor de La cajita de rapé.
Todos los presentes habíamos leído el libro y se abrió un interesante debate sobre el género negro y si ésta novela está correctamente etiquetada. Si lo buscamos en la red, la podemos ver catalogada como ficción histórica de misterio, novela policiaca o novela negra.
El autor la considera novela negra con casi todos los parámetros que la define como tal: delito, investigación deductiva, corrupción sordidez... Que se desarrolle en 1861 es una elección personal que ayuda a sus pretensiones: dar lugar con su argumento a muchos temas de conversación. Eligió un protagonista con problemas personales, que se van conociendo a lo largo de toda la novela, con lo que arriesgó bastante porque tal vez no es lo que el lector espera de este tipo de literatura.
Le preguntamos si se imaginaba esta historia llevada al cine. El escritor nos contestó con una curiosidad: primero escribió un guión y sobre él, la novela, o sea que se la imagina en su mente sin ningún problema. Imanol Arias sería el actor elegido en el momento de escribirla, aunque ahora se decantaría por José Coronado. No hubo acuerdo sobre si alguno de estos dos actores serían nuestros ideales para dar vida al Inspector Benítez.
La conversación con el autor fue distendida, comentando la magnífica recreación que hace de la época elegida y lo creíbles que resultan sus personajes. Nos confirmó que habrá más historias del Inspector Benítez, que ya tiene una perfilada, si bien no está escrita. Desde luego la esperaremos con interés.
Fue en encuentro muy agradable.
Almudena Gutiérrez

martes, 6 de marzo de 2018

Presentación de «Autorretrato sin mí» de Fernando Aamburu


En el Espacio de la Fundación Telefónica ha tenido lugar la presentación del nuevo libro de Fernando Aramburu Autorretrato sin mí.

La sala estaba antes de la hora con el aforo completo, mucha prensa en el acto (les pasa como a los policías secretos, se les nota) y una sala VIP al fondo a la que se iban los que tenían asiento reservado.
Poco respeto hacia el numeroso público ya que ha empezado con casi quince minutos de retraso, a pesar de que los protagonistas del evento habían llegado hacía rato.
Una de las personas de organización ha estado hablando con ¿la representante? de Javier Cámara, porque no había firmado la cesión de los derechos de imagen para el acto en el que iba a participar, ya que iba a ser grabado. Me ha parecido curioso.

Tras la presentación a cargo del representante de la editorial Tusquets, que ha catalogado la obra como una pieza de cámara, comparado con la ópera que ha sido Patria, el maestro de ceremonias, Benjamín Prado, ha dado la palabra al actor Javier Cámara que ha leído fragmentos del libro, comenzando con el primer párrafo «Habito desde que nací en un hombre que se llama Fernando Aramburu…»

A continuación Benjamín Prado, novelista, ensayista y poeta, ha hecho un resumen de lo que ha supuesto este libro para él. Partiendo de la base de que le parece que el autor es un caso grave de doble personalidad, ha escrito un libro de memorias, pero no de hechos, si no de sensaciones. Habla de la silla, la lluvia, el pan o un dulce. Ha escrito «odas» a la cama, a la sidra, al padre, a la madre, a las manos y al amor.
A pesar de que Aramburu comenta que dejó la poesía hace tiempo, para encontrarla en los libros de otros, para Benjamín Prado este libro está muy cercano a la poesía y a los referentes de los que el propio autor habla, Becker, Lope, Góngora, Quevedo y Lorca y se decide a definirlo como un libro de poemas, disfrazado de un libro de relatos, disfrazado de una autobiografía y, ante todo, una gratitud al lenguaje. Aramburu escribe sobre esto «…maravillosa lengua castellana, compañera del alma, compañera.»

Fernando Aramburu, al que le acompaña una copa de vino tinto, como en todas sus presentaciones, nos cuenta que, después de tantos libros con trampa en los que sus vivencias se las ha ido asignando a los personajes de ficción, quería mirar en el núcleo del ser humano para lo que se estudió a sí mismo y a todos los que él ha sido a lo largo de su vida. Es un autorretrato común a cada uno de nosotros.
Lo ha escrito lejos del escritorio, en aviones, hoteles, terrazas, sin un plan elaborado y durante mucho tiempo.
Habla de sentimientos, como la admiración hacia su madre por tener una capacidad de cuarzo para mantener a raya la tristeza.
Habla de momentos, como la bofetada que le dió un cura, profesor suyo, en 1971, que le produjo ridículo, humillación; es un pequeño episodio que le obsesiona; sin justificarlo, lo recuerda agradecido, porque le obligó a leer El Lazarillo de Tormes, le gustó y fue el comienzo de su amor por los libros.
También tiene unas palabras para Albert Camús y la influencia que su obra, sobre todo El hombre rebelde, ha tenido en su vida, tanto profesional como personal. «Defender al hombre por encima de la idea»

La presentación ha acabado con la última frase del libro «La hora del recuerdo, sin olvidar a ninguno de los seres diversos que nunca fui»

Almudena Gutiérrez

lunes, 5 de marzo de 2018

Club de Lectura Las tardes en la Regional: La conspiración de Yuste


La Biblioteca regional Joaquín Leguina acoge los encuentros del Club de Lectura «Las tardes de la Regional». Estos encuentros mensuales, reúnen a un grupo de personas en torno a una obra de novela histórica y su autor.

En esta ocasión, el libro elegido era La Conspiración de Yuste, de Víctor Fernández Correas.

Al autor le acompañaban sus compañeros de la Asociación Verde Viento, todos ellos implicados en las Jornadas de Novela Histórica de Madrid: Carolina Molina, Olalla García, David Yagüe Cayero, que actuaba de presentador y Eduardo Valero que había preparado un vídeo sobre el Madrid en tiempos de Carlos I. Una ciudad en la que vivió muy poco tiempo pero en la que tuvo retenido a Francisco I de Francia. No está muy claro si estuvo en la Torre de los Lujanes, o en la Casa de los Vargas de la Casa de Campo.
Víctor Fernández Correas ha tomado la palabra y nos ha trasladado al mundillo de la creación de una novela histórica, en la que se entremezclan en la trama los personajes reales, sobre los que hay que documentarse mucho, y los personajes inventados. En su biblioteca varios libros sobre este personaje al que ya ha convertido en «su colega»

Igualmente ocurre con los lugares que se mencionan en el libro: La Comarca de la Vera, con el Monasterio de Yuste, Valladolid, Medina del Campo y Brujas.

El autor ha visitado cada uno de ellos y alguno le ha resultado particularmente difícil. Si bien Brujas sigue estando prácticamente igual que cuando Carlos V paseaba por sus calles, en Medina de Campo no existe nada de la zona sobre la que él escribe, por lo que la labor de documentación ha sido mucho más ardua. Un mapa del siglo XVI en el anverso y uno del siglo XXI en el reverso, le ayudaron a describir el barrio en el que vivían algunos de sus protagonistas.

En Valladolid, siguen existiendo las mismas calles aunque con diferentes nombres.

En Cuacos de Yuste, le ha servido de gran ayuda el plano que Eulogio, un historiador que lleva veinte años recopilando datos sobre la zona, le hizo para este libro. Está elaborado a base de estudiar las partidas de bautismo y defunción registradas en la iglesia de esta localidad, capital administrativa de la mancomunidad de la Vera.

En 1557, cuando Carlos I llegó a Cuacos, había unos mil habitantes, en la actualidad el último censo cifra en 850 habitantes, y se triplicó la población, porque llegaron soldados, vasallos, y todas las gentes necesarias para dar servicio al emperador, al que se le servían menús de veinte platos, que acompañaba con dos litros de vino o de cerveza. En el Monasterio de Yuste no podía alojarse tanto personal, por lo que este pequeño pueblo se trasformó, acogiéndolos a todos, que subían cada día al Monasterio.
La Garganta de la Olla, otra de las localidades importantes, en la que vivió Isabel de Carvajal que, según la leyenda se convirtió en La Serrana de la Vera, que llevaba a su cueva a los hombres que merodeaban por la zona y, después de «yacer» con ellos, los mataba. Cuentan que se echó al monte por un desengaño amoroso…

Y dejo para el final el Monasterio de Yuste, de una sobriedad impresionante, con cortinajes negros que le recordaban al Emperador la reciente muerte de su madre, Juana la Loca, muebles sobrios, cama excesivamente pequeña y unos bellos jardines en los que Carlos I cultivaba plantas. Hubo una planta que dio una única flor el día 20 de septiembre de 1558 y se marchitó el día 21, igual que el Emperador.
También cuentan que hubo una extraña ave de pelaje blanco, más pequeña que una cigüeña, que estuvo graznando durante un día entero, del 20 al 21, sobre la torre de la iglesia, como si anunciase la muerte del señor que allí moraba.

Las leyendas se mezclan con las historias y Víctor Fernández Correas conoce tantas que este encuentro se nos hace cortísimo. Nos quedan muchas cosas por conocer. Hablamos del paludismo que le mató, del Luteranismo que tanto le atormentaba, de su religiosidad, de la Inquisición, incluso de que habría pasado si España se hubiese abierto al mundo como hizo Alemania, en lugar de retroceder durante el reinado de Felipe II con un oscurantismo que creó una brecha insalvable con los países de Centroeuropa.

La historia se puede estudiar y podemos jugar a imaginar cómo podría variar el mundo con un suceso u otro, pero no se puede cambiar y merece la pena conocerla. Estos encuentros y  ayudan mucho.

Víctor va a volver a escribir sobre su «colega» Carlos. No sabe cuándo será el momento idóneo, pero volverá a hacerlo, nos lo ha prometido. Entre tanto, no dejéis de leer La Conspiración de Yuste.
Almudena Gutiérrez

viernes, 2 de marzo de 2018

Presentación de Un Amor de Alejandro Palomas





«Mi vida son mis libros y mis libros son mi vida»

El Espacio de la Fundación Telefónica acogió la presentación del libro «Un Amor» de Alejandro Palomas.
La desapacible tarde que hacía en Madrid no impidió que se llenase el salón. En el centro, una mesa con flores naturales en diferentes búcaros.
La periodista y escritora Inés Martín Rodrigo, que definió la novela como «primero la vida, después un amor» porque Alejandro Palomas «es un amor», se encargó de acompañar al autor, contando sus impresiones y estableciendo con él un diálogo que nos llevó por su vida personal y por sus libros.

Recordó el escritor cuando hace años, presentó Tiempo de corazón y solo acudió una señora que le confesó haberse equivocado de presentación. Las cosas cambian, aunque no su amor por la escritura, confesó: «la escritura soy yo». No obstante, al teclado hay que llegar psicoanalizado, para dar todo de ti. No sabe lo que es el síndrome de la página en blanco, si se sienta ante el ordenador es porque tiene algo que escribir, si no, hace otra cosa. Escribe para disfrutar y para que disfruten sus lectores «hago lo que soy».
«Vivimos en un mundo en el que no se puede odiar nada, y yo odio en silencio, me convierto en escritor y trasformo en mis libros lo que no puedo decir en alto, lo pongo en boca de Amalia, para que nadie se enfade…, porque Amalia es diferente, deficitaria, vulnerable, cándida» y aprovecha para poner en su boca lo que quiera, aunque sea básico, burro…
Se ríe de todo «el sentido del humor es sobrevivir» Su madre también se ríe. Ahora que no la necesita tanto, como madre, la está conociendo como mujer y le gusta más todavía. Se ha preocupado por conocer también a sus hermanas, porque después del recorrido que ha dado en la vida, lo único que tiene es a su familia. Le producen pesadillas pensar en sus ausencias.
Su familia, y la familia de Un Amor, han estado presentes en las flores. Lola, la florista a la que ha invitado, ha realizado unos montajes representando a cada uno de los personajes de la novela, pero hay un jarrón vacío, el que tiene que crear Alejandro y que representará a Amalia, elije flores blancas para ella, variadas, pero blancas.

¿Qué tiene esta novela de su familia? (Y las dos anteriores, Una madre y Un perro), pues él tiene una madre parecida a Amalia, con una perrita, una hermana con un marido, a la que le gusta mucho limpiar, otra hermana con una novia, que no limpia nada y luego está Fer, que también tiene un perro. Todo lo demás, está en su imaginación, y tiene mucha.
Comentan como las redes sociales le han tratado siempre muy bien, los críticos van por otro lado, no suelen coincidir con los lectores. No entra, sin embargo, a comentar los temas que han sido actualidad en los últimos días, como la retirada de una obra en Arco, el secuestro de un libro o la sentencia de cárcel para un cantante. Si habla de estas cosas, pierde lectores a cada minuto, opine lo que opine.
La censura existe y, en sus obras hace giros, utiliza voces inapelables para que no puedan ser censuradas. Hemos llegado a un punto en el que se puede hablar abiertamente de tu inclinación sexual pero no de tus opiniones políticas y sociales.
Se define como una persona muy tímida, que cuando tiene que hablar en público se desinhibe. Nos cuenta que no se ha atrevido a vestir los pantalones de flores que se había comprado para esta presentación.
El público rió cuando dijo que el primer pensamiento que tuvo cuando le comunicaron que había ganado el Premio Nadal, fue qué iba a hacer con su perro con tanta promoción como iba a tener que hacer de la novela.
Para terminar recuerdo que se ha definido como algo cursi, enamorado de la película Amelie, que encarga zapatillas con flores que luego no se pone, por vergüenza, que le gusta el porterío, que sólo llega hasta la página 32 de los libros y ahí los deja si no le han cautivado y que nunca imaginó, sentado en la floristería Pimpinela que regentaban su madre y su abuela, que iba a llegar a donde ha llegado hoy.

Después han venido los saludos, las firmas y las fotos, cercano con todo el mundo, como es él.
Un hombre entrañable, esa es mi definición de este gran escritor.
Almudena Gutiérrez


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