El 23 de abril se celebra, cada
año, el Día Internacional del Libro, esta es su historia.
Este día surgió del sueño de un
escritor y editor valenciano afincado en Barcelona, Vicente Clavel Andrés, que
hizo de los libros su filosofía de vida. Su ilusión era divulgar la cultura en
una época, los difíciles años veinte, en la que estaba al alcance de muy pocos.
Cervantes no fue solo el emblema
de su empresa, si no el guía intelectual de todas sus acciones, quería poner de
relieve el valor de la lectura y fomentar,
potenciar y difundir el interés por los
libros. Para ello propuso en 1923 a la Cámara Oficial del Libro de
Barcelona, la creación de un día al año que se dedicase al libro español y
eligió para ello el 7 de octubre, el día que se suponía había nacido su
admirado Cervantes.
Todas las ciudades con
Universidad secundaron la idea de Vicente Clavel, consiguiendo que el rey Alfonso
XIII aprobase en 1926, mediante un real decreto, redactado por el propio
escritor, la celebración del Día del Libro Español.
En 1929 se celebró en Barcelona
la Exposición Universal y los libreros sacaron tenderetes a la calle
coincidiendo con San Jordi, siendo un éxito de público. Este día ya era
costumbre en Cataluña regalar una rosa a las mujeres, como símbolo del amor,
siguiendo una tradición medieval en la que los enamorados acudían a la capilla
de San Jordi en la llamada Feria de las Rosas. Esto les llevó a pensar que la
bonanza del tiempo en primavera y la unión de la tradición romántica con la
cultural podía ser el empujón necesario para perpetuar el día del libro que, en
1930 pasó a celebrarse el 23 de abril, iniciándose la costumbre de que los
hombres recibiesen un libro de sus enamoradas a cambio de una rosa.
Era además este día, o así se
creía entonces, el aniversario de la muerte de Shakespeare, de Inca Garcilaso
de la Vega y del propio Cervantes. Como curiosidad, el primero murió el 23 del
calendario juliano, que equivale al 3 de mayo de nuestro calendario y Cervantes
murió el 22, aunque fue enterrado el 23.
En 1995 tomaría esta fecha tintes internacionales cuando el gobierno español propone a la UNESCO su instauración a nivel mundial. En el año 2000, la propia UNESCO decidió otorgar la capitalidad del libro cada año a una ciudad, comenzando por Madrid. Este año ha sido Atenas la capital elegida para ostentar este honor.
En la actualidad la fiesta del libro la celebran millones de personas en más de cien países. En España es, además, el día elegido para entregar el Premio Cervantes, máximo reconocimiento que se concede en el ámbito de la lengua castellana. También se lee durante cuarenta y ocho horas ininterrumpidas la obra cumbre de las letras españolas Don Quijote de la Mancha, tanto en el salón de columnas de Círculo de Bellas Artes de Madrid, como en las sedes del Instituto Cervantes repartidas en todo el mundo.
En Barcelona, las Ramblas se convierten en una enorme Biblioteca al aire libre llena de rosas rojas, convirtiéndose en un espectáculo único en el mundo. El bonito intercambio de libros y rosas que para los catalanes es su particular día de los enamorados, se está extendiendo a otros muchos lugares y saliéndose del ámbito exclusivo del amor.
El Día del Libro es una fecha muy querida para los amantes de la literatura y el aperitivo ideal para las distintas Ferias del Libro que llenarán todos los rincones de nuestra geografía a lo largo de la primavera. Las calles están repletas de libros y se programan innumerables actividades culturales para acercar el mundo de las letras a la gente, tal y como lo soñó Clavel.
Se rinde homenaje a ese compañero con el que imaginamos historias, aprendemos, viajamos y nos entretenemos.
«El más asombroso instrumento del hombre, una extensión de la memoria y la imaginación»
(Jose Luis Borges).
Almudena Gutiérrez |
Artículo original publicado en el número 6 de la Revista Pasar Página.
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