lunes, 28 de diciembre de 2020

Noche de Reyes Magos

 

Este último lunes del año os traemos un relato que se publicó en el periódico La Aldaba (http://laaldaba.es/noche-de-reyes-magos/).

Lo firma Rosa Sánchez de la Vega, colaboradora habitual de esta revista y que, en el próximo número que llegará a vosotros, el día 1 de enero, pasa a formar parte del equipo de redacción.

Aprovechamos para haceros llegar nuestros mejores deseos para los Reyes Magos y para este año al que todos vemos llegar cargado de esperanza.

Noche de Reyes Magos

Miguel permanecía inmóvil bajo las sábanas, no se atrevía ni a respirar, no quería que ningún ruido llamase la atención de los Reyes Magos y que por temor a ser descubiertos, se marchasen sin dejarle un solo regalo de los que había pedido en su larga lista. Con los oídos atentos a cualquier sonido que anunciase su llegada y tapado hasta casi los ojos, que abiertos de par en par recorrían sin descanso todos los rincones de la habitación una y otra vez. Sólo se detenían unos segundos en la ventana y después en la puerta; tenía la seguridad de que en cualquier momento aparecerían. Entonces los cerraría fuertemente y contendría del todo la respiración hasta que se hubieran marchado.

Temblaba nervioso mientas repasaba mentalmente cada juguete, estaba seguro que se había portado muy bien, especialmente los últimos días, esos tan cercanos en los que había obedecido a su madre en la tareas de la casa y hecho los deberes sin protestar. Sonreía bajo las sábanas henchido de felicidad pensando que este año iba a recibirlos todos; sin embargo, intentaba con todas sus fuerzas olvidar lo que había ocurrido esa misma tarde, no quería que ni un solo pensamiento pudiera ser leído por aquellos Magos de Oriente y dejase entonces de ser un niño bueno.

El cansancio hizo que por fin sus ojos se cerrasen y se durmiera. Su sueño sin embargo no fue tranquilo ni sosegado.

«Corría con sus amigos del colegio, feliz detrás de la pelota, cuando una de las patadas de Jaime fue a dar casi a su cabeza, instintivamente se agachó y fue a perderse detrás de un viejo muro. Los amigos de Miguel le gritaban para que fuera a rescatar el balón, pero aquella pared estaba demasiado alta, llena de maleza y no pensaba adentrarse a por él.

— ¡Venga Miguel, no seas gallina!

— ¡Ha sido culpa tuya, enano! ¡Trae de una vez la pelota!

Avergonzado, trepó para saltar el muro, arañándose las rodillas.

Las voces de sus amigos le seguían insultando. Éste tenía la pelota bajo el brazo, y los ojos clavados en los de un pobre animal huesudo y frágil, que le miraba tembloroso tanto o más que él.

Los chicos hartos de esperar también la habían saltado, y pensaban que Miguel se había largado. Pero ahora tenían otra distracción, tiraban piedras y gritaban a un indefenso cachorro. Quiso demostrar que él también era un valiente e hizo lo mismo que la pandilla. La diversión se acabó cuando el pobre perro pudo refugiarse tras una vieja puerta».

Un sudor frío empapa el pijama, el corazón late veloz al compás de la respiración, se despierta agitado y jadeante; mientras, todo está en calma, no escucha un solo ruido, mira hacia la puerta que sigue cerrada y después a la ventana, ha amanecido.

Se levanta y camina de puntillas, baja descalzo las escaleras y mira emocionado todos los regalos envueltos, sonríe lleno de felicidad.

— ¡Mamá, papá, mirar cuántos regalos!

— ¡Hijo, qué alegría!

Algo distrae la atención de Miguel y mira por la ventana: fuera ha empezado a nevar. Diminutos copos caen lentamente sobre el suelo, la alegría se torna en tristeza… recuerda aquellos ojos tristes y aquel cuerpo tembloroso que le miraban. Permanece asomado a la ventana sin moverse.

—Pero hijo, vamos a abrir los regalos.

Se vuelve y los mira un solo instante como si quisiera quedarse con esa imagen de paquetes sin abrir, sube corriendo a su habitación, se calza rápidamente las botas y coge el abrigo. Mientras sus padres no entienden qué hace y le llaman extrañados.

— Mamá, tengo que salir.

— ¿Pero a dónde vas?, está nevando. Tienes que abrir los regalos.

—No puedo, tengo que ir a un sitio. Contesta al tiempo que cierra la puerta.


Miguel ha corrido hasta quedarse sin aliento, pide en su interior que el perro siga allí; salta el muro sin miedo ya a arañarse ni herirse, quiere llamarle pero no sabe su nombre, intenta silbar, pero el frío parece haber congelado sus labios. Toca las palmas, grita y lo busca desesperado.

Se sienta en el suelo, casi se rinde. Cree haber visto un movimiento tras la vieja puerta. Se levanta rápidamente y la abre.

La pequeña distancia que los separa parece infranqueable, ambos se miran, los dos inmóviles, asustados, indefensos y vulnerables. Él quiere leer en los ojos del cachorro cuáles son sus intenciones, piensa si va atacarle enfadado, si dará un salto y le morderá. El miedo le paraliza. No se ha dado cuenta de cómo le mira el pobre animal; con el rabo entre las patas está más asustado que él.

Alarga el brazo al tiempo que da un solo paso, el cachorro se acerca con miedo, hay un momento eterno en el que aproxima despacio su mano para acariciarle, un lametazo es la respuesta cariñosa de quien no guarda ningún rencor.

— ¡Vámonos a casa, pequeño!

De vuelta sus padres siguen sin entender nada. La madre mira con desagrado y recelo al cachorro.

— ¡Saca este animal de casa y abre de una vez los paquetes!

Miguel sin soltar al perrillo, aparta los juguetes y se sienta cerca de la chimenea.

—Esto es lo único que quiero.

—Pero Miguel, este animal está lleno de pulgas y muerto de hambre.

—Mamá no voy a dejarlo en la calle.

—Dile a los Reyes Magos que este es el mejor de los regalos.

Rosa Sánchez de la Vega



Sobre nosotros

 

Somos un grupo de personas a los que nos apasiona leer, escribir o ambas cosas. Vamos a presentarnos.


Mercedes Gallego, nuestra fundadora, gran lectora, siempre soñó con escribir sus propias historias y al final lo consiguió. Con una vitalidad increíble, nos embarcó en el proyecto de la revista, que nos tiene a todas entusiasmados.

Así define su vida actual: «Ser feliz también es una decisión. Hay situaciones inevitables que causan dolor, pero la fuerza para superarlas está en nosotros, porque el apoyo de los demás solo sirve si decides pasar página y empezar de nuevo las veces que sea necesario».

Mercedes nos dejó el 7 de enero de 2023, pero su obra y sus enseñanzas seguirán siempre con nosotros.


Almudena Gutiérrez, su apodo es «superabuela», pero ella no pasea a sus nietas sin más, sino que nos enseña, al mismo tiempo que a ellas, esos rincones de Madrid que tan bien conoce. 

Su mayor valor es saber estirar el tiempo. Lee todo lo que cae en sus manos y disfruta promocionando la revista en las redes sociales. Para rematar su descripción hay que decir que es rápida como ella sola.

Desde la jubilación de Mercedes, dirige Pasar Página.

Sus pasiones son leer y escribir y su frase define su carácter:

«Sonríe a la vida y la vida te devolverá una sonrisa».


Carmen Martín Audouard, nuestra estudiante, le apasiona la historia y la Universidad la estaba esperando. 

Lee todo lo que puede en el poco tiempo que le dejan libre su trabajo y sus estudios, y escribe mucho mejor de lo que ella cree.

«¿Siempre se ha de sentir lo que se dice? ¿Nunca se ha de decir lo que se siente?» (Quevedo)





Marina Collazo, galleguiña del Vigo rural, ha vivido en un molino. Añora su tierra cuando está en Madrid, y añora Madrid, cuando está en su tierra.

Es nuestra bolboreta (mariposa), lectora infatigable ha ayudado a muchísimos escritores con sus comentarios, sus agendas personalizadas, su presencia en todos los eventos que el trabajo le permitía. Su sueño, vivir en un faro.

Ella es la que se encarga de limpiar, corregir y dar esplendor a nuestras publicaciones para intentar que no tengan ni una pequeña falta.

«Personas normales... Esos seres tan extraños» (Van Gogh).



Mónica Díaz, joven periodista que lucha por abrirse un hueco en el mundo de la comunicación. 

Algún día recordará con cariño su primer «trabajo» y a este peculiar grupo de compañeros.

«Incluso un reloj roto da la hora exacta dos veces al día»




Rosa Sánchez de la Vega, ha sido la última incorporación y esperamos que sea por mucho tiempo.

Escritora de novela y relato. Lectora empedernida y amiga del micrófono en el que invita a que las historias escritas, sean contadas por sus autores, a los que encandila con su voz y la paz que transmite con sus preguntas y comentarios en la intimidad de la radio, abierta a todos los oyentes.

«Necesito del mar porque no hay límites más allá del infinito»



Susi Dela Torre es, según ella misma dice, una inventora de historias. 

Cree en las sirenas y en todo un mundo de fantasía. ¿O no es fantasía? 

Con Susi nunca se sabe.

«Disculpa, se me ha enquistado el corazón en tu tintero. Lo poseo aquí, bruscamente, entre renglones. ¡Asómate!»





Víctor Fernández Correas, periodista, escritor, enamorado de la Historia y, en especial, de la vida de Carlos I al que, de tanto estudiar sobre él, le llama «su colega Carlos»

Tiene una máxima: escribir y divertirse haciéndolo.

Una frase que le gusta «La vida es sueño, y los sueños, sueños son»






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martes, 22 de diciembre de 2020

«Guardando las apariencias» de Carmela Trujillo

 

Guardando las apariencias recoge la historia de Cándida Pizarro, una diseñadora española que revolucionó la moda nupcial.

La vida de esta mujer emprendedora se nos va mostrando a lo largo de varias décadas y nos iremos encontrando no solo con las claves de su éxito empresarial, sino también con todos los secretos que ella fue guardando en su armario de apariencias: las muertes accidentales de sus maridos y las de aquellos hombres que la maltrataron en algún momento.

La autora

Carmela Trujillo nació en 1966 en Talayuela (Cáceres) y reside en Logroño y en Sabadell. Es licenciada en Filosofía y Ciencias de la Educación. 

Entre sus novelas más recientes se encuentran Martina (ganadora del VII Premio Internacional HQÑ de Harper Collins 2019), Desde el otro lado (Kuei Ediciones, 2019), y la biografía Chavela Vargas. Cuántas luces dejaste encendidas (Libros de Ida y Vuelta, 2019).

Dentro de la literatura infantil y juvenil, ha publicado una veintena de libros en España y en Ecuador, como Pero ¿eso qué es? (Bambú, 2020), Yo quería ser saltimbanqui (Combel, 2019), ¿Castillo? ¿Qué castillo? (Cosquillas, 2018), La niña que quería pasear perros (pequeños) (Algar, 2017), Cuando las vacas toman el té de las 5 (San Pablo, 2011), Esto no puede seguir así (Premio de Narrativa Infantil Vila d’Ibi 2006. Anaya, 2007), etc.

Mi opinión:

Una novela corta, que cuenta la historia de Cándida Pizarro, con una forma de narrar muy particular.

Intercala la segunda persona, contándole a la protagonista lo que está sucediendo: «Tu madrina, Consolación, llora sentada a la mesa camilla, al calor del brasero, y se toma una tila», con las narración en modo imperativo, en el que la segunda persona ordena a Cándida lo que tiene que hacer que es, en realidad, lo que le va a ocurrir: «Métete en Galerías Preciados y compra el nuevo LP de Camilo Sesto, Amaneciendo».

Veinticuatro capítulos que llevan por título el año o la década en la que se desarrollan, más un prólogo, que es en realidad una noticia de prensa, y un epílogo titulado En tu ausencia, nos sumergen en una lectura rápida, casi atropellada, por el afán de saber, de conocer lo que le ha ido ocurriendo a Cándida, que debería haberse llamado Ágata.

En poco más de cien páginas, pasa por nosotros toda una vida mostrándonos, al mismo tiempo, la historia de España desde 1943 hasta la actualidad, porque la historia continua después de la muerte de Cándida Pizarro, sin ella.

Una vida diferente que, por sí sola, resulta buena, pero lo que convierte esta novela en muy buena, es la forma en la que está narrada.

Una lectura que me ha impresionado.

Almudena Gutiérrez


lunes, 21 de diciembre de 2020

Tierra firme

 

«Tengo un faro, pero no hay caminos. Los dibujé en la arena y el mar enfurecido los engulló.

Construí una barca con maderas viejas. Y con sus olas contra las rocas la golpeó.

Lo miré a los ojos y por su enfado le pregunté. Y me contestó que eran celos, que moriría si no estaba a mi lado, besando mis pies.

Insistió en que me quería. En que nadie me amaría nunca más que él.

Y yo le dije que se equivocaba al arrebatarme la libertad.

Que mi amor ahogaría si me mantenía presa. Que no lo volvería a mirar jamás.

Él dudó por un instante, sin comprender. Luego montó en cólera y se embraveció ante mí, salpicándome con una sentencia de sal:

«Antes muerta que dejarte marchar».

Entonces recordé que mi madre me había enseñado a nadar y que aún conservaba un faro para hacerme ver. Sin dudarlo un instante lo levanté y lo agité, aguantando valiente su marejada. Unos pescadores corrieron a socorrerme. Me agarraron de la mano y prometieron no soltarme, pasara lo que pasara. Y yo abandoné aquella isla improvisada que mi mar salvaje me construyó.

Quise pisar tierra firme.

Y con tiempo y entereza, restaurarme el corazón». 

Pilar Muñoz 

Microrrelatos de mujer



lunes, 14 de diciembre de 2020

Entrevista a Javier Correa


En 2019, Javier Correa, después de abandonar su trayectoria laboral como directivo de una gran empresa, iniciaba su carrera literaria con Sombras de niebla, una novela que se va a convertir en trilogía y de la que este mes de diciembre se publica la segunda parte bajo el título de Lazos de luz. En Pasar página hemos querido saber de primera mano qué nos vamos a encontrar en esta entrega. Nada mejor que contactar con el propio autor para ello, y es lo que hemos hecho. 


MC. Bienvenido de nuevo a Pasar página, Javier. Gracias por atendernos de nuevo, esta vez para adelantarnos detalles de tu nueva novela. ¿Qué temas vamos a encontrarnos en ella?   
                                                        
JC. Vais a encontraros una mujer joven, inteligente y segura de sí misma, que tras deambular unos años sin tener claro a qué dedicar su vida, finalmente encuentra un proyecto capaz de darle sentido a sus días. Pero yendo algo más allá, vais a encontrar lo que, a la vez para mí, tiene sentido cuando escribo: compartir reflexiones con el lector. En esta historia, la reflexión girará en torno a la libertad de elección. ¿Verdaderamente son un acto de libertad las decisiones más importantes que tomamos en nuestra vida?

MC. ¿Qué protagonistas tenemos en esta entrega que ya estaban en Sombras de niebla? ¿Y alguno nuevo?

JC. La protagonista principal es Laura, la pequeña que fue abandonada por su padre en Sombras de niebla. Y junto a ella, tres mujeres de carácter y fuertes convicciones: Talía, una mujer jubilada que arrastra vivencias imborrables, Ester, una joven abogada capaz de poner su carrera en juego en pro de la causa, y Elvira, una psicóloga con la emoción a flor de piel, que irá evolucionando a lo largo de la historia (lo que los escritores llamamos un personaje redondo).

MC. De las localizaciones, nos habías adelantado que Zaire no aparecería ya, pero ¿permanecen Lille y San Silvestre de Guzmán? ¿Incorporas algún otro lugar?

JC. Sí, continua el pueblo onubense de San Silvestre de Guzmán, porque en él se da el epicentro de la trama (y de la trilogía, si me permites que te avance), y en esta ocasión también serán importantes Madrid y los municipios gerundenses de Santa Coloma de Farners y Caldes de Malavella.

MC. ¿Qué es lo que más nos va a sorprender en Lazos de luz?

JC. El incontrolable destino. Ese amo de nuestras vidas que acostumbra a permanecer oculto dándonos a entender que poseemos el timón que marca el rumbo de nuestra vida. 

MC. ¿Descubriremos alguna otra faceta «oculta» de Carlos, el protagonista de la historia que desarrollas en Sombras de niebla?

JC. Carlos, como personaje en primera persona, aparece poco en Sombras de niebla, y también en Lazos de luz, pero su sombra, su constante recuerdo, impregna cada decisión de las personas que han vivido con él. Esa influencia es en realidad la que hila todo lo que va aconteciendo a lo largo de las páginas.

MC. ¿Has escrito lo que tenías pensado desde el principio, cuando decidiste hacer la trilogía, o ha cambiado «el guion» a medida que ibas promocionando Sombras de niebla?

JC. Las historias tienen vida propia. Los que escribimos lo sabemos, y aunque a veces intentamos encorsetarlas en la trama que hemos decidido, en ciertas ocasiones es mejor dejarse llevar por la historia que eligen los propios personajes. Sombras de niebla, cumplió el guion, me atrevo a decir que al cien por cien, de la trama y el objetivo que tuve al crearla. Lazos de luz, ha sido algo más anárquica. De hecho, al acabar de escribir Sombras de niebla, me di cuenta de que había quedado embastada la vida de algunos personajes que podía ser interesante desarrollar más adelante: como la vida de Elena, la del Cubano, la de Pablo (del que más de una lectora me ha pedido conocerlo en persona) y la de la propia Laura, que fue la que acabó convenciéndome para ser la protagonista de Lazos de luz. A partir de ahí puse la pluma a disposición de lo que me iba susurrando al oído, y he de decir que he disfrutado narrando el pensamiento y las obras de una mujer con una personalidad de acero.

MC. ¿Cómo está afectando la crisis sanitaria que estamos viviendo a tu carrera literaria, iniciada con Sombras de niebla?

JM. Me alegra responder a esta pregunta, Marina, porque si bien de entrada tuve que cancelar alguna presentación (sin ir más lejos, la que tenía programada contigo en el club de lectura), rápidamente me di cuenta de que no era nada importante, en comparación con lo que estaban, y desgraciadamente, están, y estamos sufriendo, muchas familias. La salud lo es todo, y debería estar siempre presente en nuestro día a día. Y la economía también lo es por el necesario sustento y el consecuente equilibrio emocional que nos aporta. Imagino que no es fácil tomar decisiones que primen una sin perjudicar demasiado la otra. Como escritor, el momento es interesante porque la emoción está a flor de piel en cualquier rincón del planeta, y la literatura es sentimiento y emoción, principalmente. Tengo una historia emotiva pensada que me ronda, y que algún día llevaré a un papel en blanco, pero ahora no es el momento. Ahora necesitamos convencernos a diario de que como sociedad debemos hacer todo lo posible para superar este momento haciendo lo imposible para que se lleve el menor número de víctimas posibles. Y una sola, ya es demasiado, porque detrás de cada cifra hay un nombre y unos apellidos, y una familia, y unas amistades que la van a echar mucho de menos. 

MC. Como escritor, ¿has tenido que cambiar muchos planes por culpa del Covid? ¿Alguno ha resultado más productivo de lo que parecía a priori?

JC. Productivo a nivel literario, no, al contrario. Pero reitero lo que comentaba: al final por encima de la literatura, y de tantas otras cosas, está la salud física y mental de las personas. Sí es cierto que vivir algo así te hace estar más sensible de lo normal, y que la sensibilidad es tinta de calidad para cualquier pluma, así que, para ser optimista, algo bueno podré sacar de este inesperado suceso. Pero intentaré rentabilizarlo cuando podamos hablar de él en pasado. No es momento de hacer leña del árbol caído. 

MC. ¿Algo más que desees añadir, Javier?

JC. Si me permites, Marina, desearía añadir que Lazos de luz está dedicada a todas las personas que, muchas veces en la sombra, en silencio, y en el más absoluto anonimato, hacen un excelente trabajo diario para erradicar la violencia de género de nuestra sociedad. Y tristemente, las cifras horribles que aparecen año tras año ennegrecen toda esa entrega, a veces del todo desinteresada, sin preguntarnos qué cifra de víctimas tendríamos sin ellos. Debemos avanzar como sociedad, y no solo a nivel tecnológico dejándonos ensimismar por la cara dulce de la inteligencia artificial (de la amarga hablo a menudo en los «Pienso que…» de mi web), sino avanzar a nivel humano, como sociedad desarrollada, impidiendo que el virus de la violencia de género siga presente entre nosotros. Y para este virus ya disponemos de las vacunas de la educación, del valor de ejemplo y, sobre todo, la del compromiso para ayudar a erradicarlo, de cada uno de nosotros.

Mis mejores deseos de salud y ánimo a todos tus lectores.

MC. Gracias, Javier. Estaremos atentos a la publicación de Lazos de luz. Desde ya, te deseamos mucho éxito.

Marina Collazo Casal

Esta entrevista se publicó en el número 35 (Diciembre 2020) de la Revista Pasar Página

«Quizá mañana»


Que mal sienta este frío
a los romances corazón,
tal vez no valga la pena
los cubiertos en la mesa
ni unas velas encendidas.

Cuando sobran objetos
y veinte peces de colores
será que nos echa 
en falta el amor.

No más despedidas,
ni inviernos sin flores...

Quizá mañana den sol.
© CarlosMaked




viernes, 11 de diciembre de 2020

«La odisea de Numeratrón»




Hoy llega a nuestro blog un libro muy especial, un cuento dirigido principalmente a niños de entre 7 y 12 años, aunque puede disfrutarlo cualquier lector al que le guste la literatura juvenil. Es un libro escrito con una fuerte base pedagógica que está entre dos mundos: el educativo y el literario.

Con una buenísima maquetación y unas preciosas ilustraciones de José Aguilar-Ykra, David Salvador Sáez, su autor, nos hace llegar una historia en la que se unen «una fuerte base pedagógica y didáctica, puesto que es un libro que está entre dos mundos: el mundo literario y el mundo educativo».

 

Sinopsis

¿Sabías que existe un lugar en el universo, conocido como el planeta Pitagórico, donde vive un dragón de las matemáticas llamado Numeratrón?

Si quieres conocer la historia que tras Numeratrón se esconde, prepara tus maletas para emprender, junto a este simpático dragón, un gran viaje que te va a llevar por los 5 continentes de nuestro planeta tierra en busca de los diez números que han sido robados por un murciélago llamado Eqüatrón. A lo largo de esta fantástica travesía vas a poder descubrir preciosos lugares del planeta azul, además de conocer a los diferentes personajes que ayudarán a Numeratrón en su búsqueda incansable de los números robados. Y todo ello a través de preciosas ilustraciones, llenas de vida y color. ¡No te lo pienses más! Y acompaña a nuestro protagonista en esta aventura única dentro de la literatura infantil.

El autor:

Nacido en Alzira (Valéncia), David Salvador, es actualmente estudiante de un máster en Psicopedagogía, además de diplomado en Magisterio de Educación Infantil y Educación Primaria. Con más de 15 años en el campo de la enseñanza, desempeña su tarea docente desde 2018 en el sistema educativo público de la Comunidad Valenciana. Comprometido con la justicia social, la lucha contra el cambio climático y la protección de los animales, presenta su primer libro de literatura infantil.

El ilustrador:

Nacido en Pamplona, Ykram es un ilustrador que vive en un pequeño pueblo de Navarra llamado Huarte, rodeado de árboles y un río precioso donde se puede ver como juegan las ardillas. Amante de los animales, del café y la buena compañía, pasa las horas dibujando a la sombra de algún árbol junto a sus perros. Graduado en la Escuela de artes y oficios de Pamplona, trabaja en diferentes proyectos como ilustrador para editoriales tanto nacionales como internacionales.

Booktrailer realizado por Cuentos en la nube: https://www.youtube.com/watch?v=K0agNg0FDEc&t=29s

Si queréis más información, podéis visitar la web del autor 

 


 


miércoles, 9 de diciembre de 2020

«Pueblo sin rey» de Olalla García

 

Un pueblo que se siente soberano.

Un reino dividido en dos.

Un gran fresco literario sobre la rebelión de los Comuneros.

Año 1520. Mientras Carlos I se dirige a Alemania para ser coronado emperador, el pueblo castellano se alza en comunidad, reclamando más poder frente al rey y dando comienzo a la Guerra de las Comunidades de Castilla.

Todo el reino se ve envuelto en este feroz conflicto. Guadalajara es el bastión de la Corona en la Castilla del Sur, mientras que Madrid y Toledo son las principales ciudades del bando de los comuneros. En Alcalá de Henares, situada en el núcleo del conflicto, se generarán graves tensiones.

Las vivencias de dos familias vecinas nos guían entre las turbulencias de un momento lleno de peligros: choques militares, espionaje, intrigas políticas, traiciones... Por estas páginas desfilan hombres y mujeres, nobles y plebeyos, oficiales y soldados, religiosos y artesanos: a través de ellos viviremos las esperanzas y temores de una época emocionante y convulsa. Esta es la historia de un conflicto que dividió a un reino en dos. En un lado quedaron los que vestían la cruz blanca y apoyaban al rey. Al otro, los que se bordaron la cruz roja en la pechera.

De su libertad y su lucha surge esta historia.

La autora:

Olalla García nació en Madrid. Durante su infancia vivió además en Castellón, Alcázar de San Juan y Cartagena, antes de que su familia se instalara en Alcalá de Henares. Las sucesivas mudanzas le inspiraron el deseo de seguir descubriendo nuevos lugares y costumbres, pero también le ofrecieron la cualidad de valorar lo ya conocido.

Tras terminar sus estudios de Historia retomó el hábito de los traslados, esta vez a través de Europa. Ha vivido en Nottingham, Bolonia, París, Rávena, Estrasburgo y Dresde. Cada lugar le ha dejado su propia marca, la ha ayudado a atesorar vivencias, a descubrir más sobre la alteridad y sobre sí misma, y a confrontar experiencias.

Cuando está en casa le gusta: beber té, escuchar ópera, leer libros de historia y devorar buenas novelas. También le gusta pasear por el campo y recorrer el casco antiguo de una ciudad. Lo primero oxigena, lo segundo inspira: cada calle es una página del pasado que sigue escribiéndose en el presente.  

Aprender lenguas es otra de sus grandes aficiones; de hecho, son imprescindibles para comprender bien la Historia, sobre todo la más antigua. Habla con fluidez cinco idiomas, además de haber estudiado varias lenguas muertas, tanto clásicas como propias de las culturas de Próximo y Medio Oriente. Esto le ha permitido documentar sus novelas acudiendo a las fuentes originales de la Antigüedad, así como revisando las publicaciones de los mejores especialistas contemporáneos.

Ha publicado Ardashir, rey de Persia, Las puertas de seda, El jardín de Hipatía, Rito de paso, En tierra de nadie y El taller de libros prohibidos.

Mi opinión:

El movimiento de los comuneros, del que se cumplen 500 años, es un pedacito de nuestra Historia muy poco conocido que, sin embargo, levantó a la burguesía, formada por comerciantes y artesanos, contra los nobles, en una época en la que gobernaba en Castilla Carlos I, rey de las Españas, que solo se preocupaba del dinero de los castellanos para conseguir convertirse en el emperador Carlos V.

Los burgueses se convierten en políticos para defender sus ideales y sus haciendas pero también se ven obligados a levantarse en armas contra el ejército de la nobleza, leales al rey.

Espionaje, amoríos, envidias, venganza, todo cabe en esta novela.

Como siempre que leo novela histórica, lo que más me gusta es la recreación de la época en la que se desarrolla. Muy bien explicado el papel de las mujeres y su destino: de las órdenes del padre, a las del marido. Comen en mesas separadas, conversan en un tono bajo de voz para no «importunar» a los hombres. Sus progenitores eligen sus futuros maridos y ven con buenos ojos alguna que otra paliza, si en necesaria para reconocer la autoridad del hombre.

Las ropas que visten las señoras, tan diferentes en la nobleza y en el pueblo llano. Sus ideales, que no le interesan a nadie aunque, en ocasiones, puedan inclinar la balanza porque escuchan conversaciones comprometidas… Pero siguen siendo para la mayoría de los hombres, objetos a quien someter.

El clero, unos defendiendo a los comuneros, los menos, y la mayoría a favor de los nobles, para conservar unos privilegios muy alejados de los votos que deberían practicar.

Es una novela con muchísimos personajes, tantos que es fácil perderse, aunque la autora consigue que el lector se meta tanto en la historia que sabemos perfectamente de quién se habla en cada momento, sin necesidad de estar segura de los nombres.

Muy cuidado el lenguaje, que nos traslada al siglo XVI y a las diferentes formas de hablar de nobles y plebeyos.

Los personajes reales se cruzan con los inventados consiguiendo una historia potente para los amantes de este tipo de novelas.

Leonor de Deza, enamorada de los libros y la buena Lucía de León, me han encantado por su complejidad y su sencillez. Lucía teje juguetes para los niños pobres a escondidas de su padre, con las telas que debería utilizar para confeccionar su ajuar, y es conocida por los niños como «la señora de los trapos».

Una novela muy bien escrita y muy bien documentada, un excelente trabajo.



Almudena Gutiérrez



lunes, 7 de diciembre de 2020

«El árbol de los deseos» de Mercedes Pinto

 

Ocho de enero. Un año más tocaba recoger los adornos de Navidad. Suspiró y se puso a la tarea con nostalgia. Solía invadirle cierta tristeza al despedirse de las fiestas familiares; la casa volvía al silencio y al vacío, y sin el calorcito de sus hijos y nietos estaba mucho más fría.

Esas últimas navidades no había podido poner el belén por miedo a que los más pequeñajos se atragantaran con alguna de las figuritas o quisieran comerse el musgo. Pero el Árbol de los Deseos no faltaba nunca. Lo había heredado de su madre, y su madre de su abuela; era todo un símbolo familiar. Cada año lo sacaba de su caja y abría sus ramas hasta que parecían brazos dispuestos a dar cobijo. Nada más: ni bolas ni cintas ni muñequitos ni estrellas; un árbol desnudo al que había que vestir poco a poco con los sueños de cada miembro de la familia y los amigos.

El ritual era sencillo: todo el que lo deseaba cogía un cartoncito, escribía su deseo, lo colgaba en una rama y encendía una vela azul a los pies del Niño Jesús que había en un pequeño Misterio dispuesto al lado del viejo árbol artificial. Artificial, pero con historia y alma.

A ella no le gustaban los bombones, pero cada Navidad compraba una caja, segura de que terminaría vacía y de nuevo le serviría para guardar los anhelos de todos los que habían pasado por casa durante las fiestas. Ese día, como cada ocho de enero, era el momento de recoger los deseos y meterlos en su caja. En el desván debía de haber ya docenas de ellas repletas de sueños cumplidos. En casa decían que el árbol, más que de los deseos, debería llamarse de los milagros, porque con todos los que habían colgado sus deseos había sido más que generoso.

Recordó cuando su hijo mayor, hacía ya doce años, pidió que le aprobaran la última asignatura de la carrera, y se lo concedió; o cuando una de sus nueras escribió su deseo de que un familiar superara una grave enfermedad, y se lo concedió. También concedió trabajos a parados, la casa a quien la necesitaba, hubo reconciliaciones familiares… El veterano árbol había concedido todos los deseos. Todos menos uno: que su hija Sara consiguiera ser madre. Tal vez porque nadie se había decidido a colgarlo de sus ramas. Hacía una década que lo deseaba más que nada en el mundo, pero el médico le había dicho que nunca podría tener hijos por un problema de salud, así que ningún miembro de la familia se atrevía a pedirle al Árbol de los Deseos que Sara se quedara embarazada, como asumiendo que simplemente era un imposible.

Ese año ella lo había pedido. Fue casi un impulso, una tontería, pero lo hizo. Estaba arreglando el salón, se quedó mirando el árbol cargado de sueños escritos en pequeñas cartulinas doradas y plateadas y pensó que tal vez su hija Sara nunca se había quedado embarazada porque nadie se lo había pedido al milagroso árbol. Escribió su deseo en secreto, como si estuviese cometiendo un pecado: «Deseo que mi hija Sara sea madre». Luego lo colgó en la parte de atrás, de cara a la pared, escondido, donde nadie pudiera verlo, y encendió una vela azul a los pies del recién nacido, como mandaba el ritual.

Suspiró una vez más y, antes de guardarlos en su caja de bombones, uno a uno los fue cogiendo del árbol y los leyó para sí. «Deseo que mi empresa me traslade a mi ciudad»; «Deseo salud y prosperidad para toda mi familia»; «Deseo aprobar este año la selectividad»; «Deseo que mi hermano encuentre trabajo»; «Deseo que mi amiga halle la felicidad y la paz»; «Deseo que mi tía salga bien de su operación de cadera»; «Deseo…». Sonrió al ver la tierna letra de uno de sus nietos: «Querido arbo, quiero que mama y papa siempe sean felises». «Qué familia más linda tengo», pensó.

A punto de bajarle los brazos al árbol para que cupiera en su caja, sonó el teléfono.

––Hola, hija ––dijo cuando descolgó al ver en la pantalla de su móvil la foto de Sara––. ¿Qué haces llamándome antes de irte a trabajar? ¿Va todo bien?

––Sí, creo que sí.

–– ¿Cómo que crees que sí? Dime, ¿qué pasa?

––No te lo vas a creer… Acabo de hacerme unas pruebas de embarazo y…

–– ¡Dios mío, estás embarazada! –– exclamó la madre sin poder contener la emoción––. Pero… ¿estás segura?

––Me la he hecho tres veces, ¡tres! En todas, dos rayitas; eso es que estoy embarazada, ¿no?

––Madre mía, madre mía… Claro, sí, sí, es positivo. Pero si tú no podías…

––Ya lo sé, pero lo estoy, mamá, voy a ser madre. No me lo puedo creer, estoy tan nerviosa e ilusionada…

––Felicidades, cariño, lo has conseguido.

––Tengo que irme a trabajar, nos vemos después.

––Claro, luego lo celebraremos como se merece. Ay, qué emoción, verás cuando se lo diga a tu padre. Hasta luego, hija.

––Hasta luego, mamá.

Con lágrimas en los ojos y temblando de emoción decidió guardar el árbol en su caja. Pero al bajar una de sus ramas se dio cuenta de que aún colgaba, muy escondida, una tarjeta. Antes de meterla en la caja de bombones leyó: «Deseo que mi hija Sara sea madre».



viernes, 4 de diciembre de 2020

«Antoine». La increíble historia del creador de «El Principito».

 


En estos momentos en los que la cultura está sufriendo tanto las consecuencias de la crisis sanitaria nuestra labor es fomentar que la gente siga participando en este sector que tanto enriquece a la sociedad. Por eso, quiero compartir mi experiencia y opinión sobre la obra teatral Antoine, recién estrenada en Madrid y que estará en cartel, en principio, hasta el 10 de enero de 2021. El Teatro Cofidis Alcázar la acogerá hasta el 13 de diciembre y luego se trasladará al el EDP Gran Vía desde el 19 del mismo mes.

La pieza, desarrollada en formato musical, trata sobre la vida de Antoine de Saint-Exupéry, el célebre autor de El Principito. Sobre el escenario se plasma la increíble historia de este escritor que, en realidad era piloto, y cómo su vida estuvo marcada por la aventura, la poesía y las ganas de conocer mundo. Para ello, mezcla su vida con la del protagonista de su afamada novela y lo hace de una forma de lo más original. Así, con este montaje, consigue contar a través del «pequeño príncipe» cuáles eran las motivaciones del autor que buscaba ensalzar la grandeza del ser humano por encima del individualismo.

En mi casa, El Principito siempre ha sido uno de los libros de cabecera, por lo tanto, no podía perderme la oportunidad de disfrutarlo sobre las tablas. Y fue todo un acierto. No sé si por la situación actual o por la conexión personal con el libro, pero el espectáculo verdaderamente me emocionó. La forma en la que está desarrollada hace que entres en la historia de una manera muy especial. Pese a que, realmente es una biografía, el hecho de que una la vida real con la ficción de El Principito la hace de lo más atractiva.

Antes de ver la obra yo sabía más bien poco acerca de la vida del autor, nunca me había parado a informarme sobre ella y la verdad que ha sido todo un descubrimiento. Su vida en sí, era una novela y el «pequeño príncipe» un cierto reflejo de si mismo. La verdad es que resulta paradójico que, a pesar de ser El Principito el segundo libro más traducido de la historia después de la Biblia, la vida de su autor sea tan desconocida, más aún cuando sus propias vivencias son las que dan sentido a su exitoso trabajo.

El espectáculo apela al niño que todos llevamos dentro y anima a adoptar la inocencia de los más
pequeños. Actualmente, en el momento que vivimos, este ejercicio es una buena medicina para dejar de lado un buen rato lo que hay más allá de la puerta del teatro y recorrer los diferentes mundos de Antoine y El principito.

El elenco está formado por Javier Navares, Shuarma, Beatriz Ros, Alberto Vázquez, Carmen Barrantes, Paula Moncada y Víctor Massán. Con su interpretación consiguen trasladar al público la dimensión del personaje y de su historia.

Música, humor, pasión y aventuras trasladan al espectador al universo de Antoine y le descubren los aspectos de su vida que marcaron su personalidad. Así, se hace un homenaje al que es uno de los artistas más relevantes del siglo XX.


Tuve la oportunidad también de, una vez concluida la función, poder escuchar las palabras tanto de su director, Ignassi Vidal, como de su productor, Darío Regatierri. Y la verdad, fue imposible no emocionarse. Si los sentimientos ya habían aflorado gracias a la magia de Antoine, ver en el rostro de los actores la emoción y escuchar las tan agradecidas palabras de sus creadores hacia el público ante la situación que vive la cultura, fue realmente conmovedor.

Por ello, os animo a que acompañéis a la compañía en este viaje y os dejéis seducir por el maravilloso mundo de Antoine. Y desde aquí hago también un llamamiento a seguir ocupando las butacas de teatros, cines y salas de conciertos, a seguir recorriendo las exposiciones o a continuar comprando en las librerías. Porque la cultura nos necesita y nosotros la necesitamos a ella.



Mónica Díaz