lunes, 10 de febrero de 2020

Ocho de febrero, sin cita previa




El paciente mira al médico, y dice:

— Lo siento, doctor. ¿No habrá un malentendido? Es que a mí me parece que no estoy muerto.

El médico calla, y juguetea con un bolígrafo negro. El paciente insiste:

— Me da vergüenza molestarle, pero es que tengo la impresión de seguir vivo.

El médico señala un documento que está sobre la mesa.

— Eso le parece a usted. Pero su historia clínica dice otra cosa. Dice que está usted muerto. Yo mismo firmé el certificado de defunción.

— Es verdad. Pero, si estoy muerto, ¿por qué sigo viviendo?

El médico hace un gesto negativo con la cabeza.

— Usted no está vivo. Se lo digo yo, que soy su médico.

Ahora, el médico apunta con el dedo índice al pecho del paciente y dice:

— Dígame una cosa: ¿su señora va de luto?

— Sí. Desde que usted le dijo lo de mi muerte, se puso de luto.

El médico levanta el bolígrafo hacia el cielo y dice:

— Ahí lo tiene usted. Su señora, de luto; el certificado, firmado por mi mismo. ¿Qué más quiere?

— Ya, pero mi señora me sigue regañando si fumo en la cama.

— Bueno, en eso tiene razón sus señora.

— Y usted, ¿qué me aconseja?

— Hombre, lo mejor es que deje de fumar en la cama.

— Yo le preguntaba por el asunto de estar muerto y seguir vivo.

— No sabría decirle. Yo sólo atiendo a pacientes vivos. Tiene usted que ir al forense. Aquí le dejo un volante para que le atienda.

El paciente coge el volante y sale del despacho.

El médico mira hacia la puerta, mueve la cabeza y dice:

— ¡Ah! ¡Qué difícil es morir a veces!

Jose María Sulleiro
                                                                                                                                      Periodista





2 comentarios:

  1. Muy bueno. Los datos externos van a decir más al final sobre la vida y la muerte que el propio corazón. Tuve una experiencia con mi padre. Estaba internado en el hospital y llegá la hora de la merienda. Él, aunque no era excesivamente comiente, pidió sus galletas. Cuando acudí a reclamar a la enfermera, me dijo: esta mañana han dicho que no la preparásemos. Que no iba a hacer falta....subrealista. Mi padre aún vivió cinco días más.

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