Me apresuro a verte. He elegido mi mejor vestido para lucir
bonita y he dejado mi melena suelta para que vuelva a enredarse entre tus dedos
mientras te hablo, mientras me inunda la luz de tus pupilas que me hace sentir
mujer a pesar de mis veinte años. Mi corazón se estremece al escuchar tu voz,
palpita nervioso en mi pecho y he de calmarlo posando mis manos en él. Una
melodía dulce suena en mis adentros, haciendo valer su capricho de poner música
a mis palabras, como en esas películas románticas que alguna vez me llevaste a
ver. Murmuran. Sé que murmuran que lo nuestro no es posible. Pero es que yo me
siento la princesa de los sueños imposibles, la heroína de mi propio cuento,
escrito a la medida de tu amor y el mío, de los sentimientos que me confesaste
al tiempo de hacerme tuya.
Entro en el salón pellizcándome a mí misma en un intento de
contenerme, de no saltar a tus brazos para estamparte un beso en los labios
delante de todo el mundo, como me apetece hacer; para no gritar, antes de que
tú lo sepas, que llevo en mi vientre el latido compartido de tu ser y el mío,
como marca indiscutible de nuestra felicidad plena, del comienzo de una vida
nueva que acabará por disipar el miedo que ahora siento debido a mi juventud.
Te das la vuelta. Y espero una sonrisa que me atraiga hasta
tus brazos. Que me ampare. Que proteja al fruto de mis entrañas y a quien está
dispuesta a darte tierra, cielo y luna. Pero el rictus de tus labios le
arrebata su lugar y desata un vendaval de emociones que me aterran. Dejo de
respirar e interpreto el mensaje en tus ojos con la angustia apostada en los
míos. Me ordenan marchar. Largarme de aquel lugar en el que no queda espacio ni
amor para una más. Ellas se arremolinan, te tocan, te piropean y te idolatran.
Tú repartes besos, caricias, palabras engalanadas... Y tus dedos juegan con sus
cabellos mientras les prometes las mismas dulzuras que aquella noche me
prometiste a mí...
Los colores se desvanecen y el mundo se hunde bajo mis pies
al oírles murmurar, como siempre hicieron. Yo camino erguida sin saber adónde.
Bajo las estrellas, tal vez... Porque no quiero que me oigan llorar.»
Pilar Muñoz
As stated by Stanford Medical, It's indeed the one and ONLY reason women in this country live 10 years longer and weigh on average 19 kilos lighter than we do.
ResponderEliminar(And actually, it has absolutely NOTHING to do with genetics or some hard exercise and really, EVERYTHING related to "HOW" they eat.)
P.S, I said "HOW", not "what"...
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