He invitado a mi mesa camilla a Ángeles Pavía, correctora y editora y a David Yagüe, periodista y escritor. Tenía un tercer invitado pero un imprevisto le ha impedido estar con nosotros.
Estamos en marzo, mes en el que se conmemora el Día Internacional de la Mujer, cuyo lema de este año es «Pensemos en igualdad, construyamos con inteligencia, innovemos para el cambio» Y vamos a hablar de la mujer, frente a un cafecito con pastas de esas que tomaban nuestras abuelas.
Almudena Gutiérrez |
Almudena —Buenas tardes a los dos. Tema interesante y complejo el que os traigo: la mujer. Hay quien cree que no vale para nada la conmemoración de este día, aunque yo creo que es una forma de dar visibilidad y recordarlo. No sé si en próximas generaciones dejará de ser importante, sería una buena señal.
Ángeles Pavía |
David Yagüe |
Ángeles —A mí me parece imprescindible, y creo que sí, que sirve para que poco a poco la sociedad se vaya concienciando que realmente hay una desigualdad entre los géneros a nivel social contra la que hay que luchar.
Almudena —El lema me parece bonito pero no creo que valga para mucho. A los que de verdad nos preocupa este tema ya pensamos en igualdad, intentamos construir y cambiar las cosas, dentro de nuestras posibilidades y con mayor o menor acierto.
David —Bueno, como todo lema es lo suficientemente abierto y etéreo para que sea difícil establecerlo como objetivo concreto. Son meras llamadas a la acción, pienso que sin más valor que el de sumar al máximo público posible.
Ángeles —El lema se va cumpliendo muy lentamente, pero poco a poco se va pensando más en igualdad, se intenta innovar para el cambio, pero por desgracia, muchas veces no se construyen esas innovaciones con inteligencia. Creo que es lo que menos se cumple.
Almudena —Lo que yo veo es que la mujer avanza demasiado lento, seguimos hablando de lo mismo que leo en los libros que cuentan historias de hace un siglo.
David —Escribía Mary Beard en su interesantísimo manifiesto Mujeres y poder algo así como que había mucho que celebrar y mucho todavía por luchar. Me parece una idea precisa de donde estamos. Se ha conseguido mucho, pero todavía queda mucho que cambiar y pelear.
Ángeles —No podemos generalizar al hablar de la mujer en el mundo. Hay muchos mundos y en cada uno de ellos la mujer está en una situación diferente. Si hablamos de la sociedad española actual, nuestro mundo, en el que nos movemos, creo que se ha avanzado, se ha ido progresando, sobre todo a nivel mental, se ha conseguido mucho.
Almudena —Si, pero insisto, va muy lento y ahora incluso parece que estamos viviendo una involución, perdiendo cosas que se han tardado muchísimos años en conseguir.
Ángeles —Se ve una involución sobre todo en las clases más bajas culturalmente, debido sobre todo a la influencia de programas realmente nefastos en la televisión, que son los de más audiencia y que muestran unos comportamientos deleznables que se muestran a una gran parte de la sociedad, y sobre todo de la juventud, como modelo y paradigma a seguir.
Almudena —Es cierto. Me preocupa escuchar a algunos jóvenes que hablan despectivamente de sus compañeras, sus novias, incluso sus madres. Se sienten superiores.
David —Pienso que como todas las luchas de largo alcance son procesos largos, llenos de baches, reacciones y contrarreacciones, de fallos y aciertos. Es pronto para valorar si es involución o no, pero hay que estar alerta.
Ángeles —En los trabajos, por ejemplo, en general, ganan menos dinero y no están igual consideradas, sino que siempre, por ser mujer, se considera menor su capacidad y debe luchar el doble para demostrar cosas que a los hombres, solo por serlo, se les presupone.
Almudena —Si, en eso hemos evolucionado que se nos permite trabajar sin el permiso del padre o del marido, pero seguimos a la cola, tenemos que luchar mucho más para llegar al mismo sitio y con importantes zancadillas.
»Hablando de escritores, tan ligados a vuestros trabajos, me molesta mucho cuando dicen que las mujeres escriben para mujeres, por ejemplo.
David —No creo que las mujeres escriban para mujeres, ni que los hombres escriban para hombres, aunque obviamente no puedo hablar por todos los escritores y autoras. Si lo hicieran, serían estúpidos. En cualquier caso, puede ser que la sensibilidad con la que se escribe conecte más con hombres o mujeres, pero creo que esa idea responde más a etiquetados mediáticos (y en esto me incluyo, pues he caído a veces en esto) y de mercado más que a una realidad.
Escritoras |
Ángeles —No es que las mujeres escriban para las mujeres, las mujeres escriben para todos, lo que pasa es que a los hombres se les ha educado para rechazar todo lo femenino, para que sea algo malo para ellos interesarse por lo que hacen las mujeres, porque se ha fomentado siempre que lo femenino es malo, de mala calidad, inferior. Por ello son ignoradas sistemáticamente en las escuelas, en las universidades. Y pasa lo mismo en todos los campos: arte, ciencia, tecnología…
Almudena —Bueno, en las universidades hay más mujeres que hombres y no creo que actualmente sean ignoradas, otra cosa diferente son las salidas laborales…
David —Estoy pensando que el deporte, por ejemplo, es un caso manifiesto y sangrante de lo mucho que queda por hacer, aunque en este aspecto tenga un claro e innegable condicionante económico.
Ángeles —Ahí aún están menos consideradas. Es algo vergonzoso. El otro día, de casualidad, vi el programa de información deportiva que hacen tras las noticias en la cadena Cuatro: una hora hablando de deporte y ni una sola noticia sobre el deporte femenino, ni un solo nombre de mujer.
Almudena —En el deporte hay dos condicionantes para no salir en las noticias: practicamos deportes minoritarios y somos mujeres. Si os fijáis el fútbol acapara casi todo el tiempo deportivo tanto en noticias, como en programación.
David —En las Bellas Artes ocurre algo similar. Hay campos en las que hay seguramente más mujeres pero tienen menos visibilidad y menos oportunidades y eso es una injusticia contra la que tenemos que luchar y donde hay que pelear.
Almudena — ¿Crees que pueden tener más sensibilidad que los hombres en estos campos?
David —No. Creo que generalizar que tienen más sensibilidad es erróneo y terrible, del mismo tipo que ha condenado a las mujeres en muchos aspectos. En cualquier caso, tendrán diferentes sensibilidades, pero no más o menos.
Almudena —Creo que estamos de acuerdo en todo lo que hemos ido planteando. Voy a preguntaros por algo controvertido: la paridad.
Ángeles —No lo veo bueno. Lo veo perjudicial en el aspecto en el que se puede considerar que una mujer no está en ese puesto por sus méritos, sino por cumplir un número. Considero mucho más importante facilitar desde la base el acceso a la mujer a todo tipo de actividades y crear políticas que ayuden a que realmente las mujeres puedan acceder a obtener los mismos méritos que los hombres para poder acceder con igualdad a los mismos puestos. Y con eso me refiero a mejoras en las políticas de conciliación y de ayudas de guarderías, de cuidado de mayores…
David —Es un tema complejo, donde las generalizaciones y las opiniones tajantes tipo Twitter hacen flaco favor. Creo que hay que estudiar las situaciones y sectores: en algunos no creo que sea necesaria, pero en sectores o situaciones donde haya un manifiesto desequilibrio entre el trato a hombres y mujeres sí que creo que es una medida que puede ser útil, hasta que se solucione o modere ese problema.
Almudena —Los dos tenéis mucha razón en lo que decís, pero yo estoy un poco con David, hay casos en los que la paridad es necesaria, mientras no se apliquen las medidas que tú propones, Ángeles.
David —Si lo normal es que estemos de acuerdo. El feminismo es igualdad. ¿Quién puede estar en contra de esa idea? El feminismo es necesario, sin duda.
Almudena —Bueno, ahora hay que hablar bajito en algunos círculos, que rápido nos acusan de «feminazis»
David —Creo que vivimos en unos momentos de intoxicación bastante grande al respecto. No creo que el feminismo sea ir contra los hombres, como se dice. Creo que la utilización partidista del feminismo, a favor y en contra, va a ser problemática a corto y plazo.
Almudena —A mí lo que me está dando realmente miedo es la cantidad de casos de violencia machista que está habiendo.
Ángeles —En primer lugar, hay que castigar con mucha más dureza la violencia de género, pero no solo el asesinato, sino toda violencia de género. En segundo lugar, analizar desde la primera infancia la educación sexista e intentar corregirla desde la cuna.
»Es un proceso largo, pero la educación, el bombardeo mediático contra estas situaciones, el mostrar continuamente que hay violencia contra la mujer, no solo las muertes, sino las agresiones, es una forma de ir concienciando de que algo está mal y hay que cambiarlo.
David —Educar, educar y educar. Y juzgar y condenar a quien mata, abusa y agrede. Y proteger a las víctimas. Y llorar, porque el proceso no va a ser fácil ni corto, desgraciadamente.
Almudena —Volvemos a lo que ya hemos comentado desde el principio: la educación como pilar para cambiarlo todo. Y sin embargo, cada vez hay más agresiones sexuales, estamos empezando a vivir con miedo a que una mujer vaya sola en pleno siglo XXI.
Ángeles —No creo que vayamos a peor, sino que se denuncia mucho más y se airea mucho más en las redes sociales y en los medios de comunicación. Puede que antes hubiese incluso más agresiones sexuales que ahora, pero antes la mujer era avergonzada si lo comunicaba y ahora hay un movimiento general de apoyo a la víctima y rechazo al agresor. Ya no se les ve como héroes si violan o se follan a una chica borracha, sino como villanos, como algo rechazable, y eso es lo que hay que ir mostrando y cambiando a base de educación desde la cuna.
David —Espero que sea como dices Ángeles, pero no lo sé. Pienso que ahora conocemos más los casos, nos saltan a los ojos. Eso debería sensibilizarnos más ante esta sangrienta lacra, pero hay días en que ante casos tan tremendos como los que vemos en los medios, dudo que no vayamos a peor.
Almudena —No quiero acabar esta charla con algo tan triste. ¿Qué pensáis de la maternidad? ¿Es una lacra para el desarrollo laboral de una mujer?
Ángeles —Por desgracia, sí. No hay conciliación real entre la vida familiar y la vida laboral. Recientemente he leído en las redes sociales una frase cargada de razón en la que se expresa todo lo que le pasa a la mujer trabajadora que quiere ser madre:
«Esperamos que la mujer trabaje como si no tuviera hijos (cargas familiares) y que críe a los hijos (o cuide de la casa y de la familia) como si no trabajase».
»Es la realidad a la que nos enfrentamos todas las que hemos sido madres mientras trabajábamos y muchas veces hemos caído en problemas físicos y psicológicos por la sobrecarga física y mental del doble trabajo que acarreamos.
David —Como padre, debo decir que desgraciadamente sí, es una lacra para la mujer. En este país a los políticos se les llena la boca con palabras como la conciliación, pero creo que luego hacen poco por ella. Parece que al mundo empresarial tampoco les importa demasiado, y sorprende, porque cada vez hay más mujeres en puestos directivos, pero las políticas empresariales en este sentido no parecen cambiar. Está claro que a las mujeres la maternidad les corta, en muchísimos casos, su desarrollo laboral, cosa que a nosotros con la paternidad no nos ocurre.
Almudena —Si, es una pena, porque la maternidad es maravillosa y es muy triste tener que estar poniendo en una balanza continuamente tu desarrollo como profesional o una vida familiar plena.
Se nos ha pasado la tarde sin darnos cuenta, despido a mis invitados agradeciéndoles haber compartido conmigo esta agradable charla.
Acabo con una frase de Mary Beard, muy apropiada para el tema que hoy hemos tratado.
«Es injusto que la sociedad se pierda el talento de las mujeres»
Publicación original en el número 16 de la Revista Pasar Página
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