Otra vez me he sentado a ver Los Goya
desde mi butaca.
Superar la gala del año pasado era
sencillo, porque fue la peor en muchos años y la verdad es que tenía grandes expectativas
por los presentadores, Silvia y Andreu, y por Campeones, la película que partía con más nominaciones.
No he visto el paseo por la alfombra
roja pero me he entretenido en buscar la galería de fotos para constatar que la
más elegante de la noche, en mi opinión, fue Penélope Cruz. Mal vestidas había
tantas, que no me atrevería a escribir quién me ha parecido la peor.
El comienzo a cargo de los presentadores
huyendo en su coche, me ha parecido muy original, pero un poco largo.
Ha sido una gala algo más fluida, los
discursos más contenidos para evitar que comenzase a sonar la música que
indicaba al orador que se estaba pasando. El momento Berto Romero y David
Broncano estuvo gracioso y el discurso del presidente no fue excesivo en ningún
sentido, lo que es muy de agradecer.
Silvia Abril me pareció muy poco
natural, forzada y sobrepasada en todo momento por Andreu Buenafuente. Sus
intervenciones a lo largo de la noche me resultaron excesivamente largas y, en
muchas ocasiones, con poca gracia.
El momento del semidesnudo de ambos presentadores
pasará a la historia porque muy pocos son capaces de ridiculizarse a sí mismos,
aunque hay quien ha querido asociar que el «modelito» de Silvia era una
reivindicación para que las mujeres no llevemos fajas y nos sintamos libres.
Disiento: las fajas se vuelven a llevar, al igual que las bragas altas. Las
primeras porque a todas nos gusta lucir un cuerpo bonito con un vestido de
noche y las segundas porque son más cómodas y no hacen michelines. Precisamente
ambas se utilizan para sentirnos a gusto con nosotras mismas.
La canción «a capela» de Rosalía, muy,
muy bonita, aunque la realización no nos dejó ver el fondo que acompañaba su
actuación, que tuvimos que intuir.
La actuación de Amaia Romero, Rozalén y Judit
Neddermann, haciendo un popurrí de las canciones nominadas, estuvo bien, aunque
sigo insistiendo en que Amaia no sabe cantar y ayer a la pobre, la vistió su
peor enemigo por mucho que los modelos fuesen de alta costura.
Hoy no se
habla de otra cosa en las redes que del emotivo discurso de Jesús Vidal cuando
salió a recoger su premio a Mejor Actor Revelación por la película Campeones. Un discurso largo al que no quisieron
poner música para indicarle que se estaba pasando porque hablaba en nombre de
todas las personas con discapacidad, pidiendo «inclusión, diversidad y visibilidad».
El homenaje a Chicho Ibáñez Serrador,
correcto, el homenaje a Mujeres al borde de un ataque de nervios, muy Almodóvar
y, como punto final, el cabezón a la mejor película para Campeones que, esta vez sí, hemos disfrutado ya una gran mayoría de
los que anoche contemplamos la gala, coincidiendo en que es una película que
hay que ver.
Sigo diciendo que habría que incluir alguna
actuación más, que hace muy feo los planos del patio de butacas con las butacas
vacías porque corresponden a personas que entregan premios, que no es tan
difícil utilizar sobres de los que salga con holgura el tarjetón…pero bueno,
al menos ha tenido momentos que recordaremos, que ya es mucho.
Almudena Gutiérrez |
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