El verano está
terminando y la teniente Valentina Redondo está contando los días para empezar
sus vacaciones. Pero algo insólito sucede en el centro mismo del pueblo costero
de Suances: el jardinero del antiguo Palacio del Amo ha aparecido muerto en el
césped de esa enigmática propiedad.
El palacio es una de
las casonas con más historia de los alrededores, y después de permanecer mucho
tiempo deshabitada, el escritor americano Carlos Green, heredero de la
propiedad, ha decidido instalarse temporalmente en el lugar donde vivió sus
mejores veranos de juventud. Pero la paz que buscaba se verá truncada por el
terrible suceso, y aunque todo apunta a una muerte por causas naturales, parece
que alguien ha tocado el cadáver, y Carlos confiesa que en los últimos días ha
percibido presencias inexplicables a la razón.
A pesar de que
Valentina es absolutamente escéptica en torno a lo paranormal, tanto ella como
su equipo, e incluso su pareja, Oliver, se verán envueltos en una sucesión de
hechos insólitos que les llevarán a investigar lo sucedido de la forma más
extravagante y anómala, descubriendo que algunos lugares guardan un
sorprendente aliento atemporal y secreto y que todos los personajes tienen algo
que contar y ocultar.
La autora:
María Oruña (Vigo, 1976), gallega de padre cántabro, desde
pequeña visita con frecuencia Cantabria. Allí ha ambientado Un lugar a donde ir y Puerto escondido, un exitoso debut en el
género negro que ha sido traducido al alemán, el francés y el catalán. En ambas
novelas los protagonistas son los paisajes cántabros y el equipo de la teniente
Valentina Redondo, que se ha ganado el cariño de miles de lectores. Oruña es
abogada y actualmente compagina esta profesión con la escritura.
Mi opinión:
Empiezo por decir que no la considero una novela negra,
casi ni siquiera policíaca. La investigación de las dos muertes es, en mi
opinión, lo menos importante de la novela.
Me han parecido muy interesantes las clases que imparte el
profesor Machín, explicando los sucesos paranormales y su duelo dialéctico con
Christian Valle, cazafantasmas; la vida de los personajes protagonistas, todos
tienen cosas que contar y cosas que ocultar; y la novela que se escribe dentro
de la propia novela, El ladrón de olas
y que es, en realidad, la historia de Carlos Green, propietario del Palacio del
Amo. Tiene, por tanto, dos voces narrativas, un narrador omnisciente para la
historia y la novela de Carlos Green, en primera persona.
Pasear por Suances, esa magnífica villa a orillas del
Cantábrico, ha sido muy agradable. Normalmente los escritores nos tienen
acostumbrados a las grandes ciudades y la vida de un pueblo que se ve alterado
por dos muertes en extrañas circunstancias, resulta muy interesante. Además
invita a recorrer el bosque de secuoyas, quien no lo haya visitado, no sabe lo
que se está perdiendo.
Me ha chirriado un poco el cambio operado por Valentina, a
la que el amor la está convirtiendo en una mujer diferente. La escena de amor,
un poco empalagosa.
En contrapunto me he enamorado del personaje de la abuela,
el club de lectura y el perdido libro de Copérnico.
Es, en conclusión, una novela muy bien escrita, con una
trama original pero mucho menos compleja, en cuanto a investigación policial,
que la de sus dos libros anteriores, que resulta muy amena. Una buena
elección de lectura.
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