Un pueblo que se siente soberano.
Un reino dividido en dos.
Un gran fresco literario sobre la
rebelión de los Comuneros.
Año 1520. Mientras Carlos I se dirige a Alemania para ser coronado
emperador, el pueblo castellano se alza en comunidad, reclamando más poder
frente al rey y dando comienzo a la Guerra de las Comunidades de Castilla.
Todo el reino se ve envuelto en este feroz conflicto. Guadalajara es el
bastión de la Corona en la Castilla del Sur, mientras que Madrid y Toledo son
las principales ciudades del bando de los comuneros. En Alcalá de Henares,
situada en el núcleo del conflicto, se generarán graves tensiones.
Las vivencias de dos familias vecinas nos guían entre las turbulencias
de un momento lleno de peligros: choques militares, espionaje, intrigas
políticas, traiciones... Por estas páginas desfilan hombres y mujeres, nobles y
plebeyos, oficiales y soldados, religiosos y artesanos: a través de ellos
viviremos las esperanzas y temores de una época emocionante y convulsa. Esta es
la historia de un conflicto que dividió a un reino en dos. En un lado quedaron
los que vestían la cruz blanca y apoyaban al rey. Al otro, los que se bordaron
la cruz roja en la pechera.
De su libertad y su lucha surge
esta historia.
La autora:
Olalla García nació en Madrid. Durante su infancia vivió además en Castellón, Alcázar de San Juan y Cartagena, antes de que su familia se instalara en Alcalá de Henares. Las sucesivas mudanzas le inspiraron el deseo de seguir descubriendo nuevos lugares y costumbres, pero también le ofrecieron la cualidad de valorar lo ya conocido.
Tras terminar sus estudios de Historia retomó el hábito de los traslados, esta vez a través de Europa. Ha vivido en Nottingham, Bolonia, París, Rávena, Estrasburgo y Dresde. Cada lugar le ha dejado su propia marca, la ha ayudado a atesorar vivencias, a descubrir más sobre la alteridad y sobre sí misma, y a confrontar experiencias.
Cuando está en casa le gusta: beber té, escuchar ópera, leer libros de historia y devorar buenas novelas. También le gusta pasear por el campo y recorrer el casco antiguo de una ciudad. Lo primero oxigena, lo segundo inspira: cada calle es una página del pasado que sigue escribiéndose en el presente.
Aprender lenguas es otra de sus grandes aficiones; de hecho, son imprescindibles para comprender bien la Historia, sobre todo la más antigua. Habla con fluidez cinco idiomas, además de haber estudiado varias lenguas muertas, tanto clásicas como propias de las culturas de Próximo y Medio Oriente. Esto le ha permitido documentar sus novelas acudiendo a las fuentes originales de la Antigüedad, así como revisando las publicaciones de los mejores especialistas contemporáneos.
Ha publicado Ardashir, rey de Persia, Las puertas de seda, El jardín de Hipatía, Rito de paso, En tierra de nadie y El taller de libros prohibidos.
Mi opinión:
El movimiento de los comuneros, del que se cumplen 500 años, es un pedacito de nuestra Historia muy poco conocido que, sin embargo, levantó a la burguesía, formada por comerciantes y artesanos, contra los nobles, en una época en la que gobernaba en Castilla Carlos I, rey de las Españas, que solo se preocupaba del dinero de los castellanos para conseguir convertirse en el emperador Carlos V.
Los burgueses se convierten en políticos para defender sus ideales y sus haciendas pero también se ven obligados a levantarse en armas contra el ejército de la nobleza, leales al rey.
Espionaje, amoríos, envidias, venganza, todo cabe en esta novela.
Como siempre que leo novela histórica, lo que más me gusta es la recreación de la época en la que se desarrolla. Muy bien explicado el papel de las mujeres y su destino: de las órdenes del padre, a las del marido. Comen en mesas separadas, conversan en un tono bajo de voz para no «importunar» a los hombres. Sus progenitores eligen sus futuros maridos y ven con buenos ojos alguna que otra paliza, si en necesaria para reconocer la autoridad del hombre.
Las ropas que visten las señoras, tan diferentes en la nobleza y en el pueblo llano. Sus ideales, que no le interesan a nadie aunque, en ocasiones, puedan inclinar la balanza porque escuchan conversaciones comprometidas… Pero siguen siendo para la mayoría de los hombres, objetos a quien someter.
El clero, unos defendiendo a los comuneros, los menos, y la mayoría a favor de los nobles, para conservar unos privilegios muy alejados de los votos que deberían practicar.
Es una novela con muchísimos personajes, tantos que es fácil perderse, aunque la autora consigue que el lector se meta tanto en la historia que sabemos perfectamente de quién se habla en cada momento, sin necesidad de estar segura de los nombres.
Muy cuidado el lenguaje, que nos traslada al siglo XVI y a las diferentes formas de hablar de nobles y plebeyos.
Los personajes reales se cruzan con los inventados consiguiendo una historia potente para los amantes de este tipo de novelas.
Leonor de Deza, enamorada de los libros y la buena Lucía de León, me han encantado por su complejidad y su sencillez. Lucía teje juguetes para los niños pobres a escondidas de su padre, con las telas que debería utilizar para confeccionar su ajuar, y es conocida por los niños como «la señora de los trapos».
Una novela muy bien escrita y muy bien documentada, un excelente trabajo.
Almudena Gutiérrez |
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