La
pieza, desarrollada en formato musical, trata sobre la vida de Antoine de
Saint-Exupéry, el célebre autor de El
Principito. Sobre el escenario se plasma la increíble historia de este
escritor que, en realidad era piloto, y cómo su vida estuvo marcada por la
aventura, la poesía y las ganas de conocer mundo. Para ello, mezcla su vida con
la del protagonista de su afamada novela y lo hace de una forma de lo más
original. Así, con este montaje, consigue contar a través del «pequeño
príncipe» cuáles eran las motivaciones del autor que buscaba ensalzar la
grandeza del ser humano por encima del individualismo.
Antes de
ver la obra yo sabía más bien poco acerca de la vida del autor, nunca me había
parado a informarme sobre ella y la verdad que ha sido todo un descubrimiento. Su
vida en sí, era una novela y el «pequeño príncipe» un cierto reflejo de si
mismo. La verdad es que resulta paradójico que, a pesar de ser El Principito el segundo libro más
traducido de la historia después de la Biblia,
la vida de su autor sea tan desconocida, más aún cuando sus propias vivencias
son las que dan sentido a su exitoso trabajo.
El
espectáculo apela al niño que todos llevamos dentro y anima a adoptar la
inocencia de los más
pequeños. Actualmente, en el momento que vivimos, este
ejercicio es una buena medicina para dejar de lado un buen rato lo que hay más
allá de la puerta del teatro y recorrer los diferentes mundos de Antoine y El principito.
El
elenco está formado por Javier Navares, Shuarma, Beatriz Ros, Alberto Vázquez,
Carmen Barrantes, Paula Moncada y Víctor Massán. Con su interpretación
consiguen trasladar al público la dimensión del personaje y de su historia.
Música,
humor, pasión y aventuras trasladan al espectador al universo de Antoine y le
descubren los aspectos de su vida que marcaron su personalidad. Así, se hace un
homenaje al que es uno de los artistas más relevantes del siglo XX.
Por
ello, os animo a que acompañéis a la compañía en este viaje y os dejéis seducir
por el maravilloso mundo de Antoine.
Y desde aquí hago también un llamamiento a seguir ocupando las butacas de
teatros, cines y salas de conciertos, a seguir recorriendo las exposiciones o a
continuar comprando en las librerías. Porque la cultura nos necesita y nosotros
la necesitamos a ella.
Mónica Díaz |
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