lunes, 14 de mayo de 2018

Ruta «Madrid en Galdós»



El pasado domingo hice una ruta guiada organizada por la Asociación Verde Viento con la finalidad de conocer un poco mejor la figura de Benito Pérez Galdós.
Son muchas las rutas que este año, en el que se cumple el 175 aniversario de su nacimiento, se están haciendo por Madrid, pero todas se centran en visitar los lugares emblemáticos en los que vivieron sus personajes, principalmente, Fortunata y Jacinta.
Ésta tenía de particular que quería ahondar más en su vida personal, su familia, sus paseos, sus mujeres, sus casas y su vejez.
El punto de encuentro, el Centro Cultural de la Villa Fernán Gómez, no estaba elegido al azar. En estas inmediaciones vivió muchos años el escritor, tanto en la misma plaza de Colón, donde hoy divisamos las dos torres del mismo nombre, como en la calle de Serrano, casi enfrente del Museo Arqueológico.
Era por tanto este paseo, el que realizaba muchos días don Benito, empapándose de esa ciudad que tanto le gustaba y en la que vivió prácticamente toda su vida.
Tuvimos que huir de la concentración que estaba prevista a los pocos minutos de nuestra llegada, para intentar entrar en el Guiness con el mayor número de personas bailando flamenco al mismo tiempo. Un poco más adelante, el tráfico de la calle Serrano; en la Puerta de Alcalá, nos esperaba la cita anual de moteros con Harley Davidson y ya en el Parque del Retiro, los miles de madrileños que habían acudido a disfrutar de una agradable mañana y algunos festejos propios de las celebraciones de San Isidro.
A pesar de todo esto, inevitable en una ciudad como Madrid, nos empapamos de la historia de este insigne escritor, tantos años olvidado por considerarle demasiado liberal, anticlerical y mujeriego. No importaba que su obra fuese la más prolífica en la literatura española, y sus Episodios Nacionales, una gran Historia de España, se silenciaba cuando no interesaba su persona.
Fue autor de novela, de teatro, de cuentos o relatos, de artículos periodísticos, de discursos políticos y de ensayos. Escribía una novela cada tres meses y corregía sus propias obras. Su universidad era la calle, todo lo que veía en sus paseos, escuchaba en sus tertulias, en su vida cotidiana, lo plasmaba en su literatura.
«Imagen de la vida es la Novela, y el arte de componerla estriba en reproducir los caracteres humanos, las pasiones, las debilidades, lo grande y lo pequeño, las almas y las fisonomías, todo lo espiritual y lo físico que nos constituye y nos rodea, y el lenguaje, que es la marca de raza, y las viviendas, que son el signo de familia, y la vestidura, que diseña los últimos trazos externos de la personalidad: todo esto sin olvidar que debe existir perfecto fiel de balanza entre la exactitud y la belleza de la reproducción...»(Benito Pérez Galdós)
Acabamos la ruta en el monumento que, por donación popular y a instancias de los hermanos Álvarez Quintero se hizo en su honor y que descansa en El Retiro, muy cerca del Palacio de Cristal. Fue inaugurado el 19 de enero de 1919 y don Benito, aunque ciego, presenció el acontecimiento. Cuentan que le tocó la cara y le dijo a Victorio Macho, autor de la escultura, que le había sacado muy parecido.
Fue una mañana de recordar a un maestro de las letras, de aprender muchas cosas que desconocía y de llegar a casa con la intención de volver a leer alguna de sus obras.
La crónica de esta ruta la escribiré para próximos números de la Revista Pasar Página, entre tanto, os invito a leer a Don Benito Pérez Galdós.
Almudena Gutiérrez

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