PÁGINAS: 249
GÉNERO: Suspense
Sinopsis:
El debut de Mónica Subietas es una conmovedora novela que
nos habla de amor, amistad y traición, de tiempos oscuros y días felices.
Suiza, 1942. En plena Segunda Guerra Mundial, el Gobierno
Federal decide cerrar la frontera a los refugiados. Hermann Messmer ayuda a un
judío a entrar ilegalmente en el país, aunque poco después el hombre desaparece
en la espesura del bosque.
Setenta años más tarde Max Müller, un famoso pintor, yace
inconsciente en su estudio de Zúrich. Le han disparado con una pistola de
clavos. Unos meses antes Gottfried Messmer, el hijo de Hermann, recibe el
legado de su padre: un bastón y una carta lacrada, depositados en una caja de
seguridad de un banco suizo. El bastón esconde un lienzo valioso, Waldinneres,
y la carta, escrita por Hermann, insta a Gottfried a encontrar a su dueño
legítimo.
La búsqueda llevará a Gottfried a indagar en la vida de
su padre, a quien apenas conoció, y lo que va a encontrar en el pasado le
llevará a cuestionarse su presente y su futuro. ¿Cómo llegó el cuadro a manos
de Hermann? ¿Dónde está el dueño del lienzo? ¿Qué sabe Max Müller?
El bosque en silencio es una historia conmovedora; una trama
de suspense que flirtea con el tráfico de arte expoliado y el verdadero origen
del secreto bancario; una novela que habla de lealtad y traición, de amistad y
de amor, de tiempos oscuros y días felices.
Mi opinión:
Dividida en tres bloques, Pasado, Presente y Futuro, la
historia se desarrolla entre 1938 y 2011. En 2011 conocemos a los
protagonistas, que nos cuentan su historia y la de sus ascendientes durante
siete décadas.
A lo largo de la narración hay algún capítulo en el que no
está muy claro en qué tiempo estamos, pero, en general, sabemos posicionarnos
en todo momento y los saltos pasado presente nos van sumergiendo en una
historia de secretos.
Me ha gustado cómo profundiza la autora en los sentimientos
del protagonista, que lleva toda su vida buscando respuestas y huyendo de
compromisos que le puedan hacer daño.
Todos los personajes están muy bien construidos y son
imprescindibles en la narración para ir componiendo el puzle. Quizá me habría
gustado que ahondase más en algunos secundarios, como Gabriel Baron, con una
vida muy interesante para haber desarrollado.
Magníficamente ambientada es otro de los puntos fuertes de
la novela.
La historia del expolio que los nazis hicieron de las obras
de arte es muy conocida, pero en esta novela la autora nos cuenta la forma de
actuar de la tan siempre alabada Suiza y su neutralidad, tanto con los bienes
materiales, de dudosa procedencia, como de las personas, cerrando sus fronteras
y abocando a los que intentaban salvar sus vidas a una muerte segura.
Cómo las dos caras de una misma historia, vista desde puntos
diferentes, pueden marcar las vidas de sus protagonistas, precisamente por
desconocer la otra cara, la que completa el todo.
El peso del pasado, del que no se puede huir, sino aprender
a vivir con él, el miedo al amor, al compromiso, la avaricia sin medida, la
falta de escrúpulos, el sentido del deber, el agradecimiento eterno y la
amistad, conforman un tejido de sentimientos en los que el pequeño cuadro de
Klimt es tan solo el pretexto para contar una buena historia con un final muy
cuidado.
«El pasado no siempre queda atrás: lo que permanece abierto
tarde o temprano nos alcanza de nuevo, como buscando otra oportunidad».
Me ha gustado.
Almudena Gutiérrez |
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