jueves, 19 de enero de 2023

«Las otras niñas» de Santiago Díaz

 

Hoy presenta Santiago Díaz su novela Indira, de la que ya os contaremos nuestras impresiones cuando hayamos tenido oportunidad de leerla.
Como comparte con Las otras niñas equipo policial y subtrama, nos ha parecido interesante recordar la reseña que hicimos en el número 49 de la revista Pasar Página, a partir de la lectura conjunta del grupo de lectura Leyendo entre amigas.


La inspectora Indira Ramos apura sus últimos días de excedencia en un pequeño municipio de Extremadura. Cuando, después de casi tres años, llega el momento de abandonar su retiro y regresar a su trabajo en Madrid, se ve incapaz de enfrentarse al subinspector Iván Moreno, al que oculta un enorme secreto.

Pero ambos tendrán que volver a trabajar mano a mano para resolver el mayor rompecabezas criminal de la historia contemporánea de España: en una gasolinera han aparecido las huellas dactilares del que fue durante muchos años el hombre más buscado del país.

El brutal asesinato que cometió ha prescrito y la policía ya no tiene razones para mantener detenido al principal sospechoso, que lleva tiempo viviendo bajo una identidad falsa. Pero la inspectora Ramos está convencida de que un asesino como él ha tenido que volver a matar, así que solo necesita encontrar un crimen del que no quede impune.

Nuestra opinión:

Santiago Díaz ha tomado parte de nuestra vida, de una historia muy cercana todavía en nuestra memoria para iniciar una ficción.

Empezamos por decir que ha tratado la parte real con extremada sensibilidad, respeto y delicadeza y basándose en los hechos publicados y contrastados, tanto por autos judiciales como por la prensa del momento, sin entrar en opiniones ni juicios paralelos.

A partir de ahí, ha creado su historia, con todo lujo de detalles, tan bien hilvanada que, si no conociésemos la verdad, nos sería difícil separar la realidad de la ficción.

La narración, en capítulos muy cortos, hace continuos cambios cronológicos, alternando la vida del asesino, lo que ha hecho en los últimos treinta años, con la investigación de la inspectora Ramos y su equipo.

Porque esta novela tiene algo muy diferente a otras del género negro. No se busca un asesino, le tenemos desde las primeras páginas, se buscan los crímenes que puede haber cometido y que, hasta el momento, habrían quedado impunes.

De lo que se trata es de poder juzgarle por unos crímenes que no hayan prescrito, como los que sabemos que ha cometido y aprovecha para implicar al lector, para hacerle reflexionar sobre la necesidad o no de cambiar la ley para que los crímenes más abyectos, no prescriban jamás, aunque no será este el único dilema moral sobre el que tendremos que pensar.

Para rizar más el rizo, Santiago Díaz construye otras dos historias, dos subtramas muy interesantes: la historia personal de Indira Ramos, a la que ya conocimos en su anterior novela El buen padre, y otra investigación protagonizada por la policía Lucía Ramos. No son estas dos subtramas menores, ya que en ellas el autor nos plantea temas tan interesantes como la corrupción policial, la conciliación de la vida laboral y familiar, la maternidad, los trastornos psicológicos, los juegos sexuales, la integridad moral…

En especial la trama protagonizada por la policía Lucía Ramos es, en nuestra opinión, una genialidad.

El autor es maestro en conseguir un pulso rápido en su narración, adictivo y, en esta ocasión, nos deja con la miel en los labios, esperando una nueva entrega, porque, aunque el caso queda totalmente cerrado, abre una puerta que deja al lector en ascuas.




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