La escritora Martina Peña Grande acepta ser maestra rural en
un pequeño pueblo del Pirineo aragonés. Ella, que desde siempre ha tenido una
peculiaridad nada común (ve espíritus y tiene sueños que luego se cumplen), ha
tocado fondo en su vida porque su ex, siempre que le dice "ven", ella
lo deja todo, como en la canción. Ha tocado fondo porque sus citas no acaban
–ni empiezan– bien, porque las liquidaciones de sus libros son mínimas…
Necesita una nueva vida, como los testigos protegidos de las películas.
Cuando conoce a Ricardo, con sus aires de montañero, ni se
le pasa por la cabeza que se establecería un vínculo especial entre ellos ni
que encontraría su hogar junto a él. Y es que comprende que lo que le pedimos a
la vida no solo puede tardar veinte años en llegar, sino que puede aparecer de
la mano de la persona más insospechada.
En palabras de la propia autora: «Martina puede sorprender
dentro del género romántico, porque, como ya ocurre en otros de mis trabajos,
el enamoramiento de los personajes no es el que mantiene la trama, sino que me
gusta fijarme más en la transformación que llega no solo a través del amor,
sino como evolución propia y personal. Además, me gusta ahondar en la
personalidad y en la historia pasada de los personajes, que suelen llevar una
carga emocional muy potente que les oprime, así como contar con el destino y
las casualidades cotidianas para que el lector pueda sentirse identificado».
La autora:
Carmela Trujillo nació en 1966 en Talayuela (Cáceres) y
reside en Logroño y en Sabadell (Barcelona). Es licenciada en Filosofía y
Ciencias de la Educación.
Una veintena de sus relatos han sido premiados o publicados
en España y Sudamérica, y entre sus novelas se encuentran Clic-foto (Premio de Narrativa Ciudad de Algeciras 2005 FMC José
Luis Cano) y Y de repente, echándola de
menos (Accésit Premio Hontanar de Narrativa Breve 2011). Además, su obra Martina ha ganado el VII Premio Internacional
HQÑ, de Harper Collins Ibérica de novela romántica 2019.
Dentro de la literatura infantil y juvenil, ha publicado Esto no puede seguir así (Premio de
Narrativa Infantil Vila d’Ibi 2006. Anaya, 2007), Un viaje pendiente (Libresa. Ecuador, 2011), Lo recuerdo perfectamente (Anaya, 2011), Cuando las vacas toman el té de las 5 (San Pablo, 2011), En las nubes (Anaya, 2012), La lluvia llegó con Gabriela (Algar,
2015), la reedición en Ecuador de Y de
repente, echándola de menos (Zonacuario, 2015), La niña que quería pasear perros (pequeños) (Algar, 2017).
En 2018, la reedición de Y
de repente, echándola de menos (Edinum. Ecuador, 2018), Y por eso no me gustan los gatos (Bambú,
2018), ¡Me aburrooo! (Combel, 2018),
junto al ilustrador Rafael Gil, el álbum ilustrado ¿Cuántas reinas caben en una casa? (Ramaraga Cuentos, 2018), y
junto al ilustrador Antonio Sánchez, ¿Castillo?
¿Qué castillo? (Cosquillas, 2018) y Hermana
gata (Cosquillas, 2018).
En 2019, Yo quería ser
saltimbanqui (Combel, 2019) y El
héroe de la piscina (Bambú, 2019).
En Poesía, Nómadas
(2º Premio en el II Concurso Internacional de Poemas «Yolanda Sáenz de Tejada»,
2011) y Extraños (2º Premio en el XIV
Certamen Nacional de Poesía «Guadiana», 2013).
Mi opinión:
Martina es una novela rara, narrada «a salto de mata», y no
digo esto como crítica negativa. Tiene tres narradores: Martina y Ricardo
narran en primera persona y un narrador omnisciente nos cuenta lo que va ocurriendo,
tanto en el presente como en el pasado de los personajes, sobre todo en el
pasado de Martina, la protagonista.
Me ha llamado la atención el gusto de la autora por «el más
allá», los espíritus que vagan buscando algún tipo de perdón o, simplemente,
acompañar a los vivos, como ya hiciese en Desde
el otro lado.
A pesar de haber ganado el premio HQÑ de novela romántica,
no la catalogo como tal, sino como una novela intimista que tiene, en el fondo,
una historia de amor, historia que conocemos desde la primera página.
Los personajes que rodean a Martina y a Ricardo son muy
pintorescos, bien descritos para que nos sea muy sencillo conocerlos. La madre,
famosa locutora de radio en declive, merece una novela para ella sola.
Las duras experiencias vividas por Martina, el guiño de que
sea escritora pero necesite trabajar como maestra para sobrevivir, su huida del
mundo para encontrarse a sí misma y el portazo final, nos adentran en una
lectura muy agradable, muy diferente, muy recomendable.
Solo tengo un pero: Creo que Ricardo también ve
espíritus e incluso puede percibir con claridad lo que Martina piensa, pero no
lo comentan entre ellos y me ha parecido extraño ya que es una peculiaridad que
no tiene la gente normal.
Almudena Gutiérrez |
De cualquier forma, muy merecido el premio, no dejéis de
leerla.
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