domingo, 7 de marzo de 2021

Los Goya desde mi butaca

 



«Para vivir la vida hay que mirar al futuro y, para entenderla, mirar hacia atrás» (Antonio Banderas).

Un año más, vuelvo a escribir las impresiones que me ha producido la ceremonia de los premios Goya del cine español.

Me alegra, por una vez, poder hacer una crítica positiva de esta 35 edición que pudimos contemplar anoche.

El teatro Soho de Málaga fue el escenario para una ceremonia sin público, que convirtió a la orquesta sinfónica de Málaga en una de las grandes protagonistas, junto a la emoción, la sobriedad, el homenaje y el recuerdo.

En un año en el que las pantallas de ordenadores y teléfonos se han convertido en indispensables en nuestras vidas, el cine ha sabido unirse con una gala vía zoom, en el que casi todos estaban, como nosotros, en los salones de sus casas.

No ha habido, casi, alfombra roja, y no la hemos echado de menos, no ha habido, casi, discursos políticos, y no los hemos echado de menos, no ha habido chistes, y no los hemos echado de menos. Eso sí, hemos vivido en primera persona la emoción de los premiados y la cara de pena de los perdedores, rodeados, en la mayoría de los casos, de sus parejas y sus familias.

Antonio Banderas, en su correctísimo discurso de presentación, quiso homenajear a las miles de personas que viven del cine y que nunca veremos encima de un escenario, pero que lo están pasando muy mal con el parón de la industria cinematográfica, también fue muy emotivo el minuto de silencio por todas las víctimas de esta pandemia, y el sentido In memoriam con la voz de fondo de Vanesa Martín, arropada por una maravillosa orquesta.

Desde el homenaje a Berlanga, en el año que se cumple el centenario de su nacimiento, las versiones,con más o menos acierto, de La violetera y Happy Days Are Here Again (Los días felices han vuelto), el ballet que recibió a una elegantísima y emocionada Ángela Molina para recibir el Goya de honor, todo fue bonito.

Hubo muchos guiños que no pasaron desapercibidos: El elenco de directores que, en lugar de dar los grandes premios, entregaron esos pequeños que llamamos técnicos, en los que no nos fijamos, de los que no hablamos, pero tan necesarios en una película: maquillaje, vestuario o peluquería, sonido y efectos especiales, entre otros.

El PREMIO con mayúsculas, el que homenajea a la mejor película, lo entregó, en nombre de todos los sanitarios, Ana Ruíz, una enfermera que quiso hablar en su discurso del poder sanador del cine, de la cultura «Hoy es la noche del séptimo arte, uno de los grandes cuidadores del prójimo y que ofrece cuidado y consuelo al espectador. Déjense cuidar».Como seguidora de Los Goya, año tras año, edición tras edición, tengo que dar mi enhorabuena a Antonio Banderas y María Casado, por la dirección y presentación de esta gala virtual, y a todos los técnicos que la hicieron posible.

No voy a decir la lista de premiados, la podréis encontrar en cualquier periódico, solo voy a citar la película ganadora, Las niñas dirigida por Pilar Palomero, desde aquí, mi enhorabuena.

En una gala en la que lo que más me ha dolido ha sido el silencio tras la entrega de cada premio, la ausencia de aplausos, hago mías las palabras con las que acabó Antonio Banderas: 

«Recordemos esta gala como la que encendió la llama de la recuperación»


 Os dejo el enlace de la canción ganadora: Que no, que no de Rozalen (La boda de Rosa)


Almudena Gutiérrez


 

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