jueves, 14 de noviembre de 2019

Entrevista a Javier Correa


REVISTA PASAR PÁGINA NÚMERO 23

Cuando mi amigo (y escritor) Gabriel Aura Borrajo me recomienda un libro, suele acertar de pleno. Eso es lo que sucedió con su última recomendación, Sombras de niebla, la primera novela de Javier Correa, y de la que podéis encontrar más detalles en la sección Hablando de libros de este mes. Una vez terminada la novela, me puse en contacto con el autor y accedió, muy amablemente, a responder a algunas de mis curiosidades. Por favor, pasen y lean.

Marina Collazo — Bienvenido a Pasar Página, Javier. Para empezar por el principio, para los lectores que no te conozcan, ¿quién es Javier Correa? Preséntate, por favor.
Javier Correa — Pues una persona normal y corriente, que intenta aprender día a día de la vida, y que ha decidido utilizar la pluma, más que para dar respuestas, para compartir inquietudes, y en la medida de lo posible, para provocar la reflexión de los lectores, en una época en la que el pensar y reflexionar, a veces sobre nuestra propia vida, está pasando a formar parte de la lista de buenos deseos de principios de año.

MC Sombras de niebla es tu primera novela y has arriesgado con una trama bastante compleja. ¿Ya era esa la idea inicial o empezaste a escribir y la historia tomó vida propia?
JC — La verdad es que la trama de la historia se fraguó en una hoja Excel, con unas cuantas casillas vinculadas entre sí, como es lógico. Pero una vez empezó a cobrar forma, fueron varias las ocasiones en las que las propias palabras tiraban con fuerza hacia una celda que de principio no les correspondía. Y esa sensación, más que desconcentrarme me sorprendió gratamente. La libertad indomable de las palabras es una de los poderes de la literatura.

MC Los escenarios principales de la novela son tres: Lille (Francia), San Silvestre de Guzmán (Huelva) y el antiguo Zaire. Muy distintos entre sí, pero cumpliendo cada uno su misión en la historia. ¿Conocías estos lugares antes de plasmarlos en la novela o fueron escogidos al azar? Tanto si fue de una manera como de otra, ¿por qué estos lugares? Cuéntanos…
JC — La elección de Lille, fue algo más propio del diván de un psicoanalista que de una meditada decisión; nací en Badalona, y en mi ciudad siempre hemos estado a la sombra de Barcelona, algo parecido a lo que sienten los habitantes de Lille respecto a París. Así que me propuse dar más notoriedad a las sombras, que a las bellas ciudades que las provocan. Lille es una preciosa ciudad que conozco de mi etapa profesional anterior.
»San Silvestre fue fruto de un azar relativo; de un acertado azar, puedo decir pasado el tiempo, entre los centenares de pueblos de España que cumplían con los criterios que necesitaba: un municipio tranquilo donde el tiempo tiende a rezagarse y cualquier vecino puede escribir la biografía del de enfrente.
»La elección del Zaire, cumplía con la imagen distante y misteriosa de África, que encajaba bien con la decisión que envuelve la inesperada marcha de Carlos, el principal protagonista de la historia.

MC La carga más importante de la trama sucede en el antiguo Zaire, con los misioneros combonianos como protagonistas. ¿Hubo labor de documentación o conocías el tema de cerca?
JC — Durante algunos años colaboré con los misioneros combonianos. Admiro la labor silenciosa que llevan a cabo sobre el terreno; con homilías de sudor más que de buenos consejos y palabras. El mundo de hoy, en mi opinión, anda muy necesitado de personas altruistas como la que caracteriza a los de los misioneros combonianos. Y sí, hubo una labor de documentación, de bastantes horas, si me permites la sinceridad. La narración de las vivencias y particularidades del Zaire de la época, sucedieron realmente, a pesar de que la distancia económica, que no física, de nuestro mundo occidental nos las muestre sacadas de la caja de la fantasía.

MC Por cierto, ¿en qué genero encajarías tu novela? Complicado, ¿no? (Encajarla en un género concreto, quiero decir) Sorpréndeme…
JC — Comparto tu respuesta. Complicado e incluso, dentro de los diferentes géneros en los que podría encajarla: histórica, romántica o suspense, me cuesta priorizar entre ellos, más allá del orden alfabético que utilizo al nombrarlos. Pero te diré que el género más bonito que me comentó un lector, sorprendiéndome a mí mismo, fue el de místico.
»Que el lector sea capaz de ver más allá del propio escritor, es otra de las riquezas de la literatura. Las historias que esclavizamos los escritores, cobran libertad en la mente de los lectores, por suerte.

MC Sí, místico no le va mal… Dime, Javier, ¿ha sido difícil publicarla, en cuanto a soporte editorial se refiere? ¿Cuál ha sido tu experiencia? ¿Qué pasos has seguido hasta llegar a Círculo Rojo?
JC — He tenido la opción de elegir entre dos editoriales. Con una de ellas, a pesar de respetar los argumentos que me esgrimieron en aspectos de la inversión y riesgo que suponía dar a conocer un escrito novel, no me pareció ético, recibir poco más que una limosna por cada ejemplar vendido. Considero que todo trabajo, sea o no del ámbito artístico, ha de tener un valor acorde con el esfuerzo que conlleva, sin sobrevalorarlo subjetivamente, ni infravalorarlo por respeto a uno mismo. Me decidí por tanto por Círculo Rojo, al ser una de las editoriales de autoedición más serias, consolidadas y con un abanico de títulos publicados que la hacen estar a la cabeza de la edición europea. Mi experiencia con ellos ha sido muy positiva. Y el premio de novela Círculo Rojo, al que Sombras de niebla opta, junto con otras muchas, acabó por decidirme por ellos.

MC — ¡Mucha suerte en ese premio! He leído que habrá una segunda parte de Sombras de niebla. ¿Qué nos puedes contar sobre esa continuación? ¿Seguirá teniendo los mismos escenarios? Zaire ya no me encaja en esa segunda parte… ¿o sí?
JC — La verdad es que, de entrada, no pensé en una segunda parte de Sombras de niebla, pero sí, la habrá. Y una vez más, han sido los propios lectores quienes me lo han propuesto, y estoy encantado de que así sea. En esta segunda parte, en la que ya estoy trabajando, Zaire, como bien intuyes, Marina, no formará parte de los escenarios por los que transcurre. Pero sí hay otro pueblo, y otra gran ciudad, que van a volver a llevar al lector de un lado a otro. En esta ocasión, la protagonista principal 
es Laura y el fruto de las secuelas psicológicas que conllevan el sentir como el padre que dice amarte tanto es capaz de abandonarte de la noche a la mañana. Laura va a ser un personaje con una personalidad impactante, que va a intentar llevar al lector a empatizar con ella o tal vez a odiarla. Preferiría que fuera lo primero, aunque si no puede ser prefiero lo segundo a dejarlo indiferente.

MC — Eres licenciado en Derecho y experto en Economía y Empresa, ¿cómo se produce tu salto a la literatura?
JC — Bueno, siempre he pensado que la formación, sea la que sea, es algo que como mínimo sirve para conectar nuestras neuronas, ocupa poco espacio, y no pueden sustraértela. Estudiar Derecho o Economía, o cualquier otro estudio u oficio, te permiten tener unos conocimientos limitados en unas áreas específicas, que a mí me han servido, y todavía lo hacen, para obtener un salario. Tal vez un día pueda dedicarme en exclusiva a la literatura, y en ello estoy, pero soy consciente de que, partiendo de una cueva, el camino será largo.
»La literatura siempre me ha atraído. A mis hijos les pido tan a menudo como puedo, antes de ir a dormir, que me digan tres palabras para crearles un cuento. Hay algunos que me salen mejor que otros, pero todos tienen tres cosas en común: que los inicio con un «Hace miles y miles de años…», que son de originales, y se nota, y que sirven para que se duerman (a veces incluso me duermo). Pero más allá de esta faceta casera, fue el fallecimiento inesperado de mi padre, y la sensación de finitud de la vida que vino con ella, la que me llevó a bajarme del mundo directivo empresarial al que pensaba dedicarme toda la vida, para valorar el tiempo, todo el tiempo que hasta entonces había robado a mi familia y había negado a mi afición de escribir.

MC — ¿De qué fuentes bebes, literariamente hablando?
JC — No tengo referentes literarios, aunque admiro a muchos de ellos, conocidos y no. En mi opinión un escritor debe escribir mucho más que leer, y mostrar interés sobre temáticas dispares y no únicamente sobre obras literarias parecidas a las del género en el que escribe.
»He leído grandes obras que lo único grande que tenían era la fama del escritor y la editorial, además de una gran campaña de marketing, y obras grandes donde lo único grande que había era la sorprendente habilidad de una escritora o escritor desconocido, para combinar palabras.  Lo que sí tengo claro es que no elijo un libro por un nombre ni por la mayor cantidad de ejemplares disponibles en una librería.

MC — Actualmente, eres profesor en las áreas de Empresa y Orientación Laboral. Aprovecho para preguntarte cómo ves el futuro laboral. ¿Eres optimista? ¿Están nuestros jóvenes preparados y, sobre todo, motivados para luchar por su futuro?
JC — Tengo dudas. En la revolución industrial se llegaron a quemar fábricas a manos de personas de mentalidad artesanal, por así decirlo. Después vimos como esa revolución fue capaz de ofrecer buenas perspectivas laborales a las generaciones venideras (a costa del deterioro del planeta que ahora empezamos a comprobar, lamentablemente). Hoy en día, estamos en otro momento de transición económica importante. De entrada, la automatización está provocando que jóvenes, que años atrás hubieran podido ganarse la vida cobrando peajes en una autopista, por ejemplo, vean nulas posibilidades de acceder al mercado laboral sin un mínimo de formación.  Si no aportas valor añadido, laboralmente no eres atractivo para las empresas. Pero hay maneras de paliar el excedente de mano de obra que está provocando la robotización: por ejemplo, la cotización de la propia maquinaria robotizada, la aparición de nuevas profesiones, como la de Comunity manager o Influencer, las oportunidades que traerá consigo la economía sostenible… y sobre todo, en mi opinión, el cambio de paradigmas laborales, económicos y sociales, que quizá nos muestre una cara de la felicidad bastante alejada de la propiedad de bienes, y más acorde con una filosofía del tiempo libre y una autorrealización más armónica con el planeta. Trabajar por proyectos concretos; ahora en una empresa y una ciudad del mundo y luego en otro proyecto de otra ciudad de la otra punta, no será algo excepcional en los próximos años.

MC — ¿Y el futuro literario? ¿Te ves dedicando tu vida en exclusiva a escribir?
JC — Esa es la intención, y en eso estamos, pero al final son los lectores los que me acabaran situando en el lugar que merezco. Y tendrán razón, tanto si es para permitirme dedicarme en cuerpo y alma a la escritura, como si es para llevarme a la pregunta de estar perdiendo el tiempo. Es cierto también, que hay un pequeño factor suerte que influye, e incluso un factor empresarial que puede lanzarte desde el más completo anonimato, como, por ejemplo, sería realizar una agresiva campaña de publicidad en todos los medios de comunicación, pero no es mi estrategia a seguir; primero por una cuestión de inversión económica, y segundo porque considero que al lector se le puede engañar solo una vez. Si al final, más allá del marketing, la obra en sí no enamora, habrá servido de poco o nada.
»No pretendo convertirme en un escritor de un pelotazo, sino ir abriéndome camino poco a poco centrándome en lo que considero que a la larga me dará mejor rendimiento: escribir lo mejor que sepa, saber que cada página es un reto y una oportunidad si soy capaz de aprovecharla. Tengo claro que mi intención, como escritor, es la de entretener, zarandear emociones (disfruto intentando llevar al lector de la risa al llanto) y, si soy capaz, provocar la reflexión que escondo entre líneas. La estrategia con la que más me gustaría llegar a ser conocido sería la del lector que se convierte en prescriptor de tu obra.

MC — Hablemos de teatro. Creo que tienes algo que contarme; soy todo oídos.
JC — Una agradable creación de divertimento. De hecho, es una obra de teatro en cuatro actos, donde la mofa, la ironía y, sobre todo, el saber reírse de uno mismo (que es muy saludable) son el hilo conductor de la misma. Me reuní con las actrices y actores, les pregunté qué tipo de personajes les gustaría representar y me puse manos a la obra.
»Ha sido genial comprobar como una señora de apariencia cercana y bondadosa me pedía un papel de persona díscola y malhumorada, por poner un ejemplo. Ha sido una grata experiencia que publicaré también con Círculo Rojo y aparecerá en breve.

MC — Una curiosidad, ¿utilizabas las redes sociales antes de publicar tu novela?
JC — Miro el tema de las redes con cierta cautela. Ahora que estamos solos, te confesaré que durante unos cuantos años formaba directores de una multinacional entre otras cosas en gestión del tiempo; «Los ladrones del tiempo» era el título de la formación y en ella entraba «a saco» en el tema de las primeras redes, ya te imaginas desde que perspectiva. Las redes, como tantas otras cosas, pueden suponer un avance muy interesante en muchos aspectos de nuestra vida, si sabemos utilizarlas en nuestro beneficio. Pero cuando nuestra sonrisa depende del número de likes o seguidores que hemos conseguido con la última foto o publicación, nuestra libertad se traslada a una esclavitud muy bien maquillada.

MC — ¿Qué ventajas e inconvenientes ves en las redes sociales?
JC – Las ventajas, en mi caso, se basan en la posibilidad de dar a conocer mi obra y, sobre todo, la de poder ampliar mi círculo de amistad y conocidos, con personas muy interesantes.
»El inconveniente es el riesgo de perder la fina línea que separa la libertad de la dependencia. Me gusta observar la realidad, y me entristece ver lo fácil que es aislarse con un móvil en la mano a pesar de estar rodeado de amigos en la abarrotada cafetería de una ciudad.

MC — ¿Crees que la era digital terminará desbancando al libro de papel? ¿Qué haremos entonces los románticos? ¿Y qué pasará con las bibliotecas, serán ebooktecas? ¿Ser bibliotecario tiene los días contados?
JC — No lo creo. De hecho, el ebook ha tenido un ascenso rápido, pero no ha acabado de consagrarse y parece estar teniendo un descenso pausado. Pienso que las generaciones más jóvenes no quieren privarse del placer de leer un libro en formato tradicional. Siempre he pensado que las páginas están formadas por átomos con un encanto propio, difícil de explicar, algo así como las ondas de la radio que tan bien soportan el paso del tiempo.
»A lo que sí le veo más futuro que al ebook, es al audiolibro. Creo que este formato podrá hacer ganar «audiolectores» a las industrias editoriales; personas poco aficionadas a la lectura que llegarán a la literatura mediante este nuevo formato, esperemos que para quedarse. En América están abriéndose camino a buen ritmo, y nada me hace pensar que Europa, y el resto del mundo, vaya a ser diferente.

MC — Véndeles tu novela a nuestros lectores, ¿por qué deberían leer Sombras de niebla?
JC — Primero, por el beneficio que les comporta a sus neuronas, no únicamente el hecho de leer en sí, sino sobre todo la imaginación que emerge de la escritura. Segundo, porque van a conocer un personaje que, no siendo el protagonista, despierta la simpatía, incluso diría que la atracción, de buena parte de mis lectores. Y me refiero a Pablo; el personaje que tantas personas me han preguntado si existe o no, con la intención de conocerlo o de… vete a saber qué. Y, por último, recomiendo Sombras de niebla a aquellas personas que están convencidas de ser capaces de escribir hasta el final de sus días, todas y cada una de las páginas futuras de su diario. Sombras de niebla nos da a entender que la vida, por más que uno se esfuerce en tenerlo todo controlado, es capaz de sorprendernos cuando menos lo esperamos, a veces para bien, o para mal, o incluso para mostrarnos la fuerza que esconden algunas desgracias.  A todas y a todos ellos, les recomiendo leer Sombras de niebla.

MC — Para finalizar, ¿hay algo más que quieras contarnos? Te escuchamos…
JC — Voy a comentarte una pequeña anécdota que me hizo dudar unos cuantos días. Mientras me documentaba, leí que Mobutu Sese Seko, el antiguo dictador del Zaire del que trato en la novela, llegó a contactar con el cuerpo de la Guardia Civil española para pedirles que formaran la que acabaría siendo su guardia personal. En ese momento, me era muy fácil hacer que dos personajes de la novela se encontraran de pronto en el Zaire, pero parecía tan forzada la coincidencia en el transcurso de la novela, que al final decidí no hacerlo. Una simple muestra de que en muchas ocasiones la realidad supera la ficción.
»Y, por último, permíteme que agradezca a Gabriel Aura, un gran escritor y gran persona, que me haya regalado el privilegio de conocer a la persona que, con tanta maestría, ha realizado esta entrevista.

MC — ¡Oh! Muchísimas gracias a ti, Javier, ha sido un verdadero placer. Y yo también le doy las gracias a Gabriel Aura por haberte puesto en mi camino y tener la oportunidad de mantener esta conversación contigo.
»Seguiré muy atenta a tu faceta literaria, y también a la teatral, de la que hablaremos más ampliamente en otro momento.
JC — Muchísimas gracias a vosotros. Salud y saludos a todos.

Marina Collazo Casal



La entrevista original está publicada en el número 23 de la Revista Pasar Página



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