lunes, 7 de noviembre de 2022

Estuvimos allí: «Esto no se dice» de Alejandro Palomas

 

El testimonio sincero de un hombre que apostó por vivir y que lo consiguió gracias a su pasión por inventar y compartir mundos.

El pasado viernes acudimos al Espacio Fundación Telefónica para presenciar, de primera mano, la presentación oficial del último libro de Alejandro Palomas, «Esto no se dice», editado por Destino.

Un libro difícil de catalogar, en el que el autor hila un relato sereno, con el que sobrevuela los recuerdos de su infancia. Una infancia dura, difícil, con agresiones sexuales, acoso escolar, incomprensión en el ámbito familiar y el pensamiento continuo, de un niño de 8 años, de que lo mejor era morirse.

Un libro que ha escrito para que los que ahora sufren lo que él sufrió, y sigue sufriendo, tengan lo que él no tuvo.

Porque sigue siendo ese niño que se tuvo que hacer adulto en un ejercicio de salvación; fingir, imaginar otro mundo, precisamente para proteger al niño que realmente era.

Un libro que nació una mañana, mientras desayunaba y pensó, ¿qué pensó?, ni él mismo lo sabe, pero llamó a su editora y le contó un proyecto. Probablemente, si se hubiese parado a pensarlo otra vez, esta historia no habría visto la luz.

Pero la tenemos aquí, un libro luminoso, duro pero lleno de esperanza y que está consiguiendo remover conciencias.

No podemos seguir mirando hacia otro lado con la violencia a los niños, todo tipo de violencia: la que se genera en la escuela o en el ámbito familiar. Y no hablamos solo de violaciones físicas, también existen las verbales, los acosos, y la falta de ayudas y soluciones por los que tienen que poner freno a estas situaciones.

En el ámbito familiar, la vergüenza, el «qué dirán», la creencia de que el niño se lo puede estar inventado para llamar la atención, la falta de preparación de los padres ante una confesión de esa magnitud, el casi inexistente apoyo de todos los estamentos, empezando por los docentes y terminando por el Defensor del Menor, que dice haber recibido 250 casos, cuando todas las asociaciones de ayuda los cuentan por miles.

Ayudar a nuestros niños no está en la agenda política, ni siquiera tienen un teléfono o un lugar al que acudir y el teléfono de ayuda contra el suicidio, no es gratuito, cuesta 8 euros la hora.

En un ambiente distendido, relajado, Alejandro Palomas fue contando lo que le iba preguntando su interlocutora, Macarena Berlín, sin ahondar mucho en el fondo de la historia, es verdad, pero dejando para la imaginación de los presentes la mayoría de los puntos suspensivos que el autor ponía con sus silencios, sus muecas e incluso sus bromas.

En el turno de preguntas se rompió la estabilidad con la durísima confesión de dos personas de la sala, una de ellas había pasado por violación infantil en el ámbito familiar y luego se convirtió en una mujer maltratada en su matrimonio. Otra, contó el caso cercano de una niña abusada sistemáticamente por su padre que, sin embargo, tiene su custodia, en esos casos de justicia no justa que, afortunadamente, no son mayoritarios.

La presentación se convirtió en un foro para desahogarse porque no hay foros para hablar de este tema, porque acceder a la asistencia psicológica y psiquiátrica, sin medios económicos, es imposible; es esa la razón por la que Alejandro Palomas ha decidido que se puede convertir en abanderado, porque es conocido, porque le reciben en los despachos, porque remueve conciencias.

Hasta ahora, no le han hecho mucho caso, pero tiene puestas muchas esperanzas en una conversación reciente con alguien que cree que está en posición de ayudar.

Deseamos que este libro sirva para que muchos dejen de mirar para otro lado, la violencia hacia los niños existe, cada vez más, y está en manos de todos el poner medios para acabar con ella.

¡Enhorabuena, Alejandro!




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