martes, 18 de junio de 2019

Te dibujaré una armadura. Reseña

Hoy llega a estas páginas una reseña firmada por María Jesús Mena, de la que nos hacemos eco por tratarse de un libro especial y que merece ser difundido.


Reseña


Te Dibujaré una Armadura
Autora: Viviana Fernández-Pico
Editorial: La esfera de los libros
Primera Edición: febrero de 2019

Detrás de la mirada de Otto

Viviana Fernández-Vico (Lugo, 1980) es licenciada en Periodismo (Universidad CEU), en Traducción e Interpretación (Universidad Pontificia de Comillas – ICADE), mención de honor en Marketing Digital (IE Business School) y traductor jurado (Inglés-español) y escritora.

Desempeñó diversos trabajos en comunicación y marketing en Haití, Luxemburgo y Madrid hasta la fundación de su empresa, Lolita Blu, en 2012. Recibió el premio mujer empresaria del año 2017 en la categoría PYME por ASEME (Asociación Española de Mujeres Empresarias de Madrid).
Es autora de las novelas Taradas (2010) y La voluptuosidad de la tristeza. A este brillante periplo profesional, habría que añadir que es también madre y nos lo muestra con toda su verdad y crudeza en este libro.

En Te Dibujaré una Armadura nos cuenta la historia de su hijo Otto, «Ottiño» o «Corazón de Cachelo», como ella lo llama. Un relato autobiográfico en el que resume en unas pocas páginas los primeros nueve años de la vida de Otto, rescatando los momentos más significativos.

Presenta dos partes diferenciadas. Por un lado, la mayoría de los capítulos abordan con un estilo narrativo ágil y accesible, la trayectoria de su hijo, así como la suya propia y la de su familia. Nos lo presenta, incluso desde antes de su nacimiento, pasando después por su llegada, las primeras incertidumbres, las modificaciones en la dinámica familiar que en ocasiones significan renuncias, los indicios de dificultades en su desarrollo, las pruebas médicas, la búsqueda de la verdad y la curación, la del primer diagnóstico y los que vienen después, la escolarización y otras cuestiones necesarias para que Otto pueda desarrollarse como cualquier otro niño y, sobre todo, nos muestra el deseo unos padres de que su hijo no sufra, la esperanza de protegerlo contra el exterior. También la forma en la que éste se enfrenta al mundo, como lo percibe. En estos espacios la autora nos regala algunas hermosas reflexiones, como: «Ser padre es, sobre todo, ser vulnerable, estar a merced del azar, desnortado en la intemperie, vivir de treguas»; «Hay días que se quedan anclados en nosotros, que no pasan nunca, atascados, encallados en nuestro ADN…, y ni siquiera nos damos cuenta.»

Por otro lado, aparecen otros capítulos diseminados a lo largo del libro, escritos con una prosa de un corte más poético, que nos acercan a la forma en la que la autora siente lo que va viviendo. Es en estos capítulos donde escribe frases tan emotivas como: «En la calle hace sol pero yo llevo el invierno dentro…»; «Conquisto las tierras inexploradas que me habitan mientras beso tu nombre, tu voz, las palabras que se te escapan y son como suspiros. Mi niño.». «Abrumada de amor y de ternura me han salido garras».

Y en realidad, ¿cuál es la singularidad de Otto? ¿Por qué un libro sobre él en concreto? Sé que no lo he dicho aún. Quería dejarlo para el final, porque es en realidad lo importante. Otto, el protagonista de esta historia, es un niño neuroatípico; un niño con un Trastorno Generalizado del Desarrollo (TGD) o un Trastorno del Espectro Autista. Viviana nos relata esto desde cada una de las páginas de su libro con una voz modulada y suave, sin estridencias, para que todos podamos oírlo bien, pero además, en un susurro perfectamente audible para aquellos que quieren escucharlo que su hijo es un chico feliz, que adora a su hermano pequeño, jugar como al resto de niños y los cuentos. 

Un libro muy recomendable para aquellos que trabajan en ámbitos relacionados con la diversidad funcional, pero también para esos padres que se encuentran en una situación similar y, por supuesto, para los que quieren acercarse a Otto y a otros niños que como él, viven hoy por hoy por circunstancias parejas. 

Es al fin y al cabo, además de una historia, una invitación valiente, por lo que de personal tiene, a mirar esta realidad aún desconocida para muchos de una forma más amable. Quizá así, un poco entre todos, podamos conseguir que nadie tenga que construir una armadura para Otto, o para otros niños neuroatípicos, o que esta sea más liviana o, incluso, que puedan algún día, al fin poder quitársela.


Junio 2019
María Jesús Mena










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