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Siempre digo que
Pilar escribe con sentimientos y, como no podía ser de otra manera, su
presentación en Madrid estuvo llena de sentimientos.
El acogedor
local invitaba a la intimidad y así nos sentimos el amplio grupo de personas
que allí nos reunimos. Familia, amigos, lectores, blogueros, compañeros de
letras, a todos nos pareció como si la escritora nos hubiese invitado al salón
de su casa.
Aquello
que fuimos se merecía una puesta de largo de lujo y la tuvo.
De la mano del
escritor Víctor Fernández Correas y de la propia autora, nos introdujeron en la
novela leyendo un diálogo entre padre e hija, difícil, lleno de amor y de
rencor al mismo tiempo, pero del rencor de un padre que, por encima de todo
quiere a su hija y está deseando poder perdonar y el de una hija que quiere que
la permitan volver a empezar.
A partir de
aquí, contestando las preguntas de Víctor, Pilar fue explicando cómo había nacido
esta historia, conversando como los dos amigos que son y cuya complicidad
demostraron en todo momento, olvidándose de que había una sala llena de
personas escuchando su conversación.
Mujer muy
observadora, confesó que siempre le importa más que el hecho en sí, el porqué
se ha llegado a ese hecho y las consecuencias que tiene para las personas
afectadas. Con esta base empezó a fraguar una historia en su cabeza, unas veces
tomando un café, otras planchando, perfilaba unos personajes y una trama en la que
lo que le interesaba era la reacción de sus protagonistas. Pero pronto se dio
cuenta de que la historia de Blanca se le quedaba corta, estaba completa y bien
trazada pero parecía insuficiente para lo que ella pretendía conseguir con la
novela. Un día, sentada en una terraza tomando un café en el centro de Córdoba,
haciendo tiempo para entrar en la consulta del médico, escuchó la conversación
entre dos mujeres que estaban sentadas en la mesa de al lado de ella y que no
podían imaginar que acababan de prender la chispa para una segunda trama, la de
Fuensanta, que cuando plasmó en el papel, cobró un protagonismo que, en un
principio, no iba a tener.
Una novela que
nos hace reflexionar sobre las decisiones aparentemente intrascendentes, a las
que no damos demasiada importancia ni nos paramos a pensar y que pueden cambiar
nuestra vida y las vidas de otras muchas personas.
El resultado,
después de casi tres años de trabajo, un libro que ha conseguido méritos
suficientes para estar entre los cinco finalistas del Premio Literario de
Amazon.
Nos habló de su
familia literaria, esa que la ayuda en tramas, correcciones, consultas e
incluso cuando tiene que eliminar un personaje porque no está a la altura de lo
que se desea de él. Esa familia que, en esta novela, tienen su dedicatoria al
comienzo como sus tres faros inestimables, esos que te ayudan en los momentos
malos, que los hay, y te dan un empujón cuando lo necesitas.
Se nos hizo
corto, el tiempo pasó volando como siempre que se está a gusto. Hubo muchas
firmas, besos, fotos…Subieron al escenario sus dos amigas Mayte y María José, a
hacerse una fotografía con las tres escobas que habían sido, durante la
presentación, parte del decorado, pero que eran de ellas, de las tres brujillas
como las conocemos sus amigos que, una vez más, se habían reunido para
compartir un momento tan especial.
Cuando estoy
finalizando esta crónica, se ha hecho público que Pilar Muñoz es la ganadora
del V Premio Literario de Amazon por su novela Aquello que fuimos y que el viernes 26 de octubre quedará para
siempre grabado en sus recuerdos porque recibió una llamada telefónica cuando
viajaba por la autovía hacia Madrid, diciéndole que era la ganadora, pero que no
lo podía contar.
La voz quebrada
que notamos los que la conocemos y que pensamos que era fruto de la emoción,
era también la alegría contenida de un secreto que sobrevolaba la sala y que
ella no podía desvelar: Aquello que
fuimos se vestía de largo en Madrid y saldría por la puerta grande para dar
la vuelta al mundo.
¡Felicidades!
Almudena
Gutiérrez
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