jueves, 30 de mayo de 2024

Presentación de «La innombrable» de Lorenzo Silva y Noemí Trujillo

 

Sinopsis:

A las puertas de las vacaciones de verano, la inspectora de homicidios Manuela Mauri no pasa por su mejor momento. Ha vivido en poco tiempo varias experiencias que le han hecho comprender que hay sentimientos y vivencias que no se pueden verbalizar y cosas que es imposible nombrar. Lo percibe cuando sus hijos, Manuel y David, le hablan de la repentina muerte de su padre (su exmarido) y ella no encuentra el modo de consolarlos. Lo intuye cuando ve a los padres de Susana, una joven de dieciséis años que ejercía la prostitución y que murió de una sobredosis, exigiendo justicia para su hija en el juicio de la Operación Lesly y la inspectora está segura de que, sea cual sea la sentencia, nada reparará semejante pérdida. Lo deduce cuando afronta la mirada de Belén, que acaba de perder a su hermana Rebeca a causa de las puñaladas que le ha asestado quien fue su pareja. Lo asimila cuando su propio compañero, Alberto, le hace la proposición más importante de su relación y ella no sabe qué contestar.

Una novela negra combativa y literaria que, por un lado, explora los vínculos de la prostitución con la violencia de género y, por el otro, pone el foco en la parte más personal e íntima de una inspectora que deberá cuidar más y mejor a su pequeña familia si no quiere arriesgarse a perderla.

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La Casa del Libro de Gran Vía ha sido el lugar elegido para presentar la última novela de Lorenzo Silva y Noemí Trujillo, escrita a cuatro manos: La innombrable.

En un distendido diálogo con Manuel Marlasca, Lorenzo y Noemí, han ido desgranando lo que podían desvelar de esta nueva historia de Manuela Mauri que, como nos han explicado, cierra un círculo que se inició con Si esto es una mujer y siguió con La forja de una rebelde. Tres historias en las que han querido dar visibilidad a casos que leemos cada día en las noticias, la prostitución, la droga, las redes sociales sin control, la trata de seres humanos, el engaño, la esclavitud… Porque ellos siempre buscan sus historias en noticias reales que son el detonante para una ficción.

El personaje de la inspectora de policía, surgió como un relato que le encargaron a Lorenzo Silva y terminó en una novela escrita a cuatro manos con su mujer.

Manuela Mauri ha sufrido mucho en estas tres novelas, tanto a título personal como gestionando el dolor de los demás, de las víctimas y sus familias.

En este caso, el perfil de la víctima es desgarrador. Noemí tuvo la idea de darle voz al comienzo y al final, en un ejercicio de surrealismo mágico y como cierre a la trilogía. En la primera novela, daban voz al asesino y en la última han querido dar voz a la víctima.

En el primer capítulo, el más duro de toda la historia, la víctima nos cuenta lo qué le ha pasado y también, como ya hemos comentado, es la voz del epílogo, consiguiendo un final luminoso, huyendo de la sordidez y la desesperación.

Siguiendo con los cierres del círculo de esta serie, en la primera historia hacía un cameo Bevilacqua, el famoso guardia civil que ha protagonizado tantas novelas de Lorenzo Silva, y en este lo hace Chamorro, su compañera. Estos cameos, también idea de Noemí, no agradaron a Lorenzo Silva, al que tuvo que convencer en ambas ocasiones y a lo que él accedió después de pensar que no iban a dañar a sus queridísimos personajes y podían aportar algo a estas historias.

En toda novela negra, lo importante son las tres preguntas sobre quién, cómo y porqué, pero aquí el quién son 57 acusados de los que 54 son clientes, habituales consumidores de prostitución. Lorenzo y Noemí se han atrevido a convertir en personajes a las decenas de culpables que tiene el suceso inicial, aunque luego hay otras siete víctimas más. Han puesto al putero frente al espejo, pero es el servidor de la ley el que siente la presión de tener que demostrar que el que ha consumido prostitución, conocía que la víctima era menor de edad.


La sociedad ha normalizado que mujeres menores sean traficadas, explotadas, esclavizadas, y que vivan en condiciones insalubres. Como ha dicho Manuel Marlasca, «las prostitutas son víctimas sencillas para cualquiera» y los que consumen prostitución tienen una total impunidad.

Se necesita un cambio cultural que comienza desde la educación, pero la literatura puede ayudar a ello desde el señalamiento, haciendo un llamamiento a la abolición de la prostitución, como única fórmula para que la explotación de la mujer acabe.

En Pasar Página hemos decidido que sea esta la próxima lectura de grupo de Leyendo entre amigas para poner nuestro granito de arena en esa visibilidad necesaria que suponga el comienzo del fin de esta lacra social.

Almudena Gutiérrez


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