lunes, 6 de julio de 2020

Benito Pérez Galdós, la figura del Realismo Español de Eduardo Valero


El centenario dedicado a la figura de Benito Pérez Galdós, que transcurre en este 2020, todavía no ha acabado. Mermado por las secuelas de la COVID 19, que ha interrumpido la vida de todos, pone de manifiesto la mala suerte que tienen los grandes escritores españoles para casi todo. Si el centenario de Cervantes de 2016 pasó «casi sin pena ni gloria», el de Galdós se presentía lleno de eventos, de publicaciones y de novedades. Sobre estas dos últimas cosas aún tenemos esperanzas. Ya publicadas dos biografías, la de Francisco Cánovas  y la de Eduardo Valero, esperamos con ansiada resignación la de Germán Gullón y Yolanda Arencibia, que a buen seguro, esclarecerán las falacias y errores que se han vertido sobre Galdós desde hace más de un siglo. Pero esta vez vengo a hablar de la de Eduardo Valero titulada Benito Pérez Galdós, la figura del realismo español y con la que tendré especial cuidado en reseñar dada la amistad que me une a su autor.

En este sentido es importante contar cómo lo conocí pues fue gracias a Galdós. Buscando en la red información sobre don Benito me di de lleno con la web «Historia Urbana de Madrid» que Eduardo dirige fielmente desde hace años. No dudé en escribirle y luego llegaron varias llamadas telefónicas para proponerle ser el cronista (título que le va al pelo) de las, entonces, nuevas Jornadas Madrileñas de Novela Histórica. Él aceptó sin pensárselo y así fue que desde 2015 Eduardo ha sido una pieza esencial en estas jornadas que este año 2020 iban a ser las quintas y en donde siempre se le ha dado un protagonismo esencial a Benito Pérez Galdós al ser el mejor retratista del Madrid del XIX.

Recuerdo que una vez animé a Eduardo a publicar todos los post que en su Historia Urbana de Madrid había, para que sus seguidores pudiéramos tener recopilados sus muchos documentos e investigaciones. Entonces se excusó diciendo que él no era escritor y que dicha labor se le presentaba como un trabajo inabarcable.  El destino hizo que años después se topara con la Editorial Sargantana y desde Valencia se consiguiera algo que no hicieron las editoriales madrileñas: proporcionar a una de las personas que más saben de Madrid publicar en su tierra.

Por eso también hay que felicitar a esta pequeña y familiar editorial que ha arriesgado en publicar primero Historia de Madrid en pildoritas y posteriormente la citada biografía Benito Pérez Galdós. La figura del realismo español. Ambos trabajos representan una ingente recopilación de información ofrecida de forma amena y organizados por compartimentos estancos que se han convertido en «fondo de librería» y elemento básico de la biblioteca del buen lector.

Si hay que ponerle algún reparo a la obra de Valero es el título. «La figura del realismo español» se presiente ensayo sesudo y centrado en la obra literaria de Galdós. El contenido del libro, que tampoco podríamos definir estrictamente como biografía, es un compendio de investigaciones que el propio Valero realizó desde años atrás, organizadas cronológicamente pero que no guardan la metodología habitual de las biografías.

Me explico: Valero atiende más a la vida cotidiana, a los detalles, a las novedades y a desentrañar y reivindicar falsedades y verdades que a escribir una vida completa, de principio a fin. Por eso en este libro encontraremos cosas que nunca antes se habían dicho de Galdós, otras que se dijeron hasta la saciedad pero matizadas y algunas contrastadas con la propia familia Pérez Galdós (circunstancia que aunque pueda resultar evidente no concurre en muchas de las biografías ya publicadas sobre el escritor canario), con el fin de dar mayor fiabilidad a lo que se cuenta.

Pongamos en valor solo algunos detalles que aporta el libro y que deben corroborar el gran trabajo realizado por Valero. ¿Cómo escribía Galdós? Así lo narra:
«Si está en su finca de Santander, desayuna y da un paseo por jardines y huerta. A continuación, escribe una cuartilla tras otra. Si es obra dramática orienta el papel en sentido vertical, con escritura clara en pulcros renglones. Si es novela, las cuartillas van en horizontal. ¿Una manía?...En absoluto, es la manera con la que el escritor puede identificar a simple vista una obra entre sus papeles.»
Otra de las novedades que presenta Eduardo es la clarificación del número de la calle Serrano donde habitó don Benito durante un breve tiempo y que dio a conocer en una charla impartida en la Biblioteca Regional de Madrid  con el título La llegada de Galdós a Madrid y casas que habitó, tema, por otra parte que entusiasma al autor.

Para finalizar es importante recordar el esfuerzo que Eduardo Valero ha dedicado a la figura del escritor canario. Gracias a él ahora es ya hijo adoptivo de Madrid, debido a una iniciativa lanzada a través de su web Historia Urbana de Madrid y redes sociales, que fue ampliamente apoyada por organizaciones, asociaciones y particulares y que finalmente el Ayuntamiento de la capital tuvo a bien reconocer.

No creo que sea la última cruzada en la que se embarque Eduardo Valero tratándose de Galdós, porque a las rutas que ya realiza y ha realizado junto a Carpetania Madrid o con la Asociación Verdeviento, muchas son las cosas que quedan por hacer para divulgar, como se merece, la obra y vida del gran don Benito. Pese a quien pese.
Carolina Molina

                                                                       




                                                                                                                       
Nos hemos puesto en contacto con el autor y nos ha comentado la reseña que ha hecho su amiga y compañera Carolina Molina.

En este momento en que se habla de nuevas biografías publicadas, la Revista Pasar Página, publica una breve reseña de mi libro, ese que no suele citarse y que muchos no conocen.
Carolina Molina, autora de la entrañable novela «Los ojos de Galdós», firma esta reseña en la que añade mi vinculación con las «Jornadas Madrileñas de Novela Histórica», de las que es mentora y fundadora.

Desde aquí va mi agradecimiento por recordar mi trabajo y el de años de investigación.

Mi libro, como dice Carolina, no es una biografía al uso sino un compendio de hechos históricos y biográficos necesarios para conocer y comprender a Galdós y los espacios donde nacen sus obras, donde se desarrolla su vida, principalmente en Madrid y Santander.

De las biografías conocidas, y según el juicio de los lectores, esta parece ser la más amena. Me alegro de que así lo perciban.

Como puede advertirse en el prólogo, escrito y dedicado por Rosa Amor del Olmo, en un principio el título del libro sería «Madrid y Galdós», pero la editorial decidió cambiarlo. Y es que, en realidad, aunque Madrid es la ciudad donde vive y muere; en la que el literato madura y su genio creador la retrata y a su gente -a tal punto de denominarla Madrid galdosiano y ser merecedor de que esta le adopte como su más eminente hijo-, también se habla de Las Palmas de Gran Canaria, su ciudad natal; de San Quintín, su residencia de Santander; y de otros tantos lugares que visita e inmortaliza en sus obras, en los que recibió idéntico afecto que el profesado por el pueblo madrileño. Afortunadamente, ese sentimiento perdura.

Carolina Molina me conoce muy bien: trabajando estoy en la divulgación de otras tantas historias asociadas con el Galdós madrileño. Hoy y siempre, porque así lo merece el magnánimo, el insigne Don Benito, un excelente cronista del Madrid decimonónico.
Eduardo Valero





Reseña original publicada en el número 31 de la Revista Pasar Página



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